Conozca las grandes diferencias entre Orar y Rezar
Orar y rezar: ¿hay diferencias entre estas acciones?
Fuente: es.aleteia.org
Orar y rezar parecen sinónimos, sin embargo, la forma en la que realizamos cada una conlleva grandes diferencias que podemos distinguir fácilmente.
El cristiano promedio poco acostumbra a rezar y quizá, menos a orar, por eso cree que es lo mismo, sin embargo, existen algunas diferencias entre estas acciones con las que podemos distinguirlas fácilmente y que explicaremos a continuación.
¿Qué es rezar?
Una manera de rezar muy eficaz es el Oficio Divino o Liturgia de las Horas. El Institutio generalis de Liturgia Horarum n° 108 dice:
"Quien recita los salmos en la Liturgia de las Horas no lo hace tanto en nombre propio como en nombre de todo el Cuerpo de Cristo, e incluso en nombre de la persona del mismo Cristo".
Otro ejemplo lo tenemos en el rezo del santo Rosario, las coronillas, novenas, etc., que nos ayudan a pedir a Dios algún favor a través de sus santos o de manera directa a nuestro Señor Jesucristo.
También tenemos la Lectio Divina, en la que se lee la sagrada Escritura haciendo una meditación y obteniendo un propósito para aplicarlo en la vida cotidiana.
O bien, la liturgia sacramental y especialmente la santa Misa, que es una oración perfecta en la que nos presentamos enteros ante Dios y repetimos algunas fórmulas que la Iglesia ha compuesto y que nos ayudan a participar plenamente del misterio que celebramos.
Estos casos antes mencionados son parte de la enorme riqueza de devociones y oración que tenemos en la Iglesia y que nos ayudan a avanzar espiritualmente.
¿Qué es la oración?
Hasta este momento hemos hablado de la oración oficial de la Iglesia, de las oraciones aprendidas de memoria y articuladas vocalmente por los cristianos, por eso explicaremos las diferencias y el modo en el que debemos ejecutar ambas acciones.
Orar tiene que ver con el diálogo directo que entablamos con Dios. O como lo enseña el Catecismo de la Iglesia católica:
"Una relación viviente y personal con Dios vivo y verdadero. Esta relación es la oración" (CEC 2558).
Y para que se dé esta relación es importante abrirse a Dios y dirigirse a Él con confianza y humildad. No es necesario usar palabras rebuscadas, lo más importante es la actitud del que ora. Así lo sentía Santa Teresa del Niño Jesús:
"Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría" (CEC 2558).
Lo que brota del corazón llegará a Dios y Él nos dará lo que necesitemos. Por eso, tanto para rezar como para orar será indispensable estar dispuestos a entregarnos por completo al diálogo con humildad y confianza, como dice el Catecismo: "La humildad es la base de la oración" (CEC 2559).
Ya sea con nuestras propias palabras o con palabras prestadas, ya que el Espíritu Santo es el que nos inspira este don, pero nunca perdamos nuestra relación con Dios.
Título Original:  'Orar y rezar: ¿hay diferencias entre estas acciones?'



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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