En Colombia niños empiezan a beber desde los diez años.

Esta es una de las principales conclusiones del foro 'El papel de la sociedad y el Estado en la protección de niños y adolescentes frente al consumo de alcohol', organizado por Red PaPaz y la Universidad del Rosario.

Al evento asistieron representantes de Bienestar Familiar, de los sectores de salud y educación, de las licoreras y los comerciantes, entre otros.


De acuerdo con datos presentados por el investigador Augusto Pérez, director de la Corporación Nuevos Rumbos, los niños están empezando a tomar a los 10 años y las niñas, a los 11 años; ese promedio de edad, valga decirlo, tiende a bajar en ciudades como Bogotá, Medellín y Tunja.

El estudio, hecho hace dos años entre cerca de 10.000 escolares de las principales ciudades, indica que el consumo se inicia hacia el primero de bachillerato y a partir de ahí muestra una tendencia creciente.

Mal ejemplo en casa.

Si bien la Ley 124 de 1994 prohíbe el expendio de bebidas embriagantes a menores de edad, el 87 por ciento de los adolescentes aseguran haber adquirido trago sin ningún problema en tiendas, el 54 por ciento en supermercados y el 55,6 por ciento en las cigarrerías. Un número importante de encuestados dijo haber tenido acceso a él en su propia casa.

"Los papás y los adultos son los principales patrocinadores del consumo de trago en niños y adolescentes", asegura Carolina Piñeros, directora ejecutiva de Red PaPaz. Tanto así que el 42 por ciento bebe en compañía de algún familiar. En Medellín y en Tunja toman con los papás.

Lo grave es que la Ley de Infancia y Adolescencia (2006) exige que los niños sean protegidos del consumo de bebidas alcohólicas. "Si la norma es incumplida por los propios padres de familia, ¿qué se puede esperar de otros sectores? Eso explica el hecho de que los adultos dedicados al negocio de la rumba vean en los menores de edad un mercado lucrativo", advierte Piñeros.

Durante el foro se habló de las nuevas estrategias puestas en marcha por bares y tabernas para atraer a estos clientes.

Uno de los medios más usados son las invitaciones a rumbas, a través de las redes sociales. Estos jóvenes llegan a estos locales seguros de que no les pedirán documentos.

Los administradores de bares y tabernas también ofrecen comisiones a menores de edad, por cada cliente nuevo que lleven a sus locales.

"La Ley 124 determina, además, que todo menor que sea sorprendido consumiendo bebidas embriagantes asista con sus padres y acudientes a cursos sobre prevención de alcoholismo a Bienestar Familiar o a la entidad que haga sus veces. Pese a que la ley se expidió hace 16 años, esto nunca se ha cumplido", asegura Piñeros.



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