Memorias del Festival que recuerda el nombre de Francisco “El Hombre”
| Suchiimma (Riohacha en Wayuunaiki, lengua Wayuu) |
Este festival que estaba en mora de realizarse, se inició como resultado del trabajo de un grupo de personas que visionaron a Riohacha como el sitio perfecto para irradiar desde su cielo, las luces de un gran número de estrellas que fulguran en el espacio de este folclor llamado vallenato.
A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. En el departamento del Cesar y más exactamente en su capital Valledupar desde un comienzo se supo apreciar como suyo el talento de muchos guajiros que brillan con luz propia en el universo musical.
Reconociendo lo anterior, pero haciendo honor a la verdad, es el departamento de La Guajira, la cuna de los más grandes exponentes de este folclor, que en sus comienzos fue menospreciado por unos y en la actualidad es apreciado por muchos más.
Fue aquí, en este territorio guajiro preñado de magia, historias y leyendas en el año 1848 donde abrió por primera vez sus ojos a la luz, el hombre, al que sus padres le pusieron por nombre Francisco y al que sus conocidos llamaron Francisco “El Hombre”.
“El Hombre” según cuenta la leyenda, se enfrentó a duelo con el dueño del averno y pueden ustedes creer que le ganó? Le ganó al dueño del averno Francisco… ¡Sí Francisco El Hombre!
El arma que esgrimió Francisco para ganarle al príncipe de las tinieblas fue nada más y nada menos que su patrimonio musical.
Interpretó Francisco el Credo al revés, matizado con prístinas notas musicales, las cuales iban enfureciendo cada vez más y más a su adversario por el poder que de ellas emanaba.
Y el poder se enseñoreó de “El Hombre” y al diablo, humillado por la derrota, no le quedó más remedio que reconocer que con el Credo al revés, lo vencieron esa vez y decidió desde entonces darse por vencido y para siempre dejó de aparecer.
Así nace el Festival
La historia sigue su curso y ciento 61 años después del nacimiento de Francisco y a más de medio siglo de su muerte, un 29 de enero del año 2009, se inicia en Riohacha, capital del departamento de La Guajira, la primera edición del festival Francisco “El Hombre”, el cual se prolongaría hasta el primer día del mes de febrero.
Con este evento se posesiona a Riohacha como territorio de gestación, donde crece y se impulsa la música vallenata, al tiempo que se institucionaliza anualmente un reconocimiento a los distintos exponentes de esta expresión musical que es de gran importancia en el folclor nacional.
El vallenato tradicional, moderno, romántico y la expresión de la nueva ola son promocionados y aclamados durante la realización de este importante evento, que a tres años de estarse realizando, convoca a las más importantes figuras del folclor propio de esta región.
El festival Francisco “El Hombre” no se queda allí. También incentiva el turismo peninsular, atrayendo un gran número de visitantes nacionales y extranjeros que aprovechan la oportunidad para ponerse en contacto con el encanto y la gracia de Suchiimma, (Riohacha), donde habitan como hermanos Alijunas y Wayuu, admirando la belleza exótica de las Majayut (Señoritas), donde la naturaleza vírgen los sumerge en éxtasis y los acerca más a Maleiwa (Dios).
Con la realización del festival Francisco “El Hombre” se estimulan los nuevos talentos musicales y la economía del departamento de La Guajira, si se tiene en cuenta que el turismo es fuente generadora de importantes ingresos para las arcas municipal y departamental.
Y así comenzó el festival Francisco “El Hombre”. Con un escenario de ensueño. Las blancas arenas de las playas alfombraban las tribunas, los asistentes se extasiaban con el intenso azul del cielo, la brisa enamorada que llegaba del norte regalaba sus caricias y traía el romántico y suave arrullo de las olas.
Fueron tres días durante los cuales el pueblo se congregó frente al mar Caribe para presenciar todos los eventos dentro de un ambiente pleno de música, alegría y sano esparcimiento.
Es un hecho. El festival se metió en el corazón del pueblo riohachero, que así lo demostró con su cultura y buen comportamiento.
Se cerró el telón. Toda historia que comienza también tiene su final. Los días pasarán y esta tierra sin igual abrirá nuevamente sus puertas para compartir con los que a ella lleguen, la alegría de otro festival.
La brisa del norte se contagia del olor a nostalgia. Sin embargo, en el cielo riohachero para siempre brillarán las luces refulgentes de aquellas estrellas que durante tres días trajeron a la memoria, gratos e inolvidables recuerdos de un Hombre que le dio el nombre a este evento especial.
Se revivió la historia del Hombre, que en extraño y mitológico encuentro se batió a duelo musical con alguien a quien no quiero recordar.
El hombre cuyos padres llamaron Francisco y el pueblo prefirió llamar Francisco “El Hombre”. Sí… “El Hombre” que le dio su nombre a este festival.
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"Creo que si miramos siempre al cielo acabaremos por tener alas"
GUSTAVE FLAUBERT
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