La liberación de “Yolima”, la tortuga verde

Fotografía cortesía de Corpoguajira.
Graciela Cotes Arpushana, en momentos en que liberaba la tortuga verde

Graciela Cotes, la Wayuu que pagó por la libertad de una tortuga marina

Así tituló la oficina de Comunicaciones de la Corporación Autónoma Regional de La Guajira (CORPOGUAJIRA) un boletín en el cual resaltan la acción de una mujer perteneciente a la etnia Wayuu, que con su ejemplo motivó a sus paisanos para devolver al mar la tortuga verde que ella les “compró” por 138.000 pesos.

La historia se inició cuando Graciela Cotes Arpushana, se encontraba en Popoya, comunidad indígena localizada en el municipio de Manaure), realizando diligencias inherentes a su trabajo de promoción  de la empresa turística  “Arpushana Tours”.

De acuerdo al relato, varios miembros de la etnia Wayuu, le manifestaron a Graciela que se dirigían a la playa a recoger una tortuga.

“Yo me ofrecí a acompañarlos. Al llegar al lugar me di cuenta que esa tortuga la iban a vender para luego comercializar su carne, algo que me parece terrible.

Les ofrecí todo el dinero que tenía en ese momento, 138.000 mil pesos,  para que me entregaran la tortuga. Les dije que yo misma me  encargaría de dejarla en libertad.

Ellos no me creyeron. Se imaginaron que mi interés era por negocio, razón por la cual los invité a participar de la liberación de “Yolima”, así la bautizamos”,  explicó Graciela Cotes Arpushana.

Para regresar a “Yolima” a su hábitat, Graciela se puso en contacto con funcionarios de Corpoguajira, para recibir asesoría oficial.

Fue así como se realizó la evaluación de rutina y luego de proceder a colocarle una placa de identificación, “Yolima” volvió al mar.

Por su parte los indígenas Wayuu que vendieron la tortuga verde recibieron una charla de sensibilización, con el objetivo de evitar la comercialización y consumo de esta especie marina, que se encuentra en vía de extinción.

Los funcionarios de Corpoguajira que se convirtieron en parte activa de esta historia, resaltaron el comportamiento de Graciela y reconocieron su ejemplo, para despertar el interés de su comunidad en el programa “Apadrina una Tortuga y Llévala en tu Corazón”, liderado por la entidad y Asocars.

Es así como “Yolima”, la tortuga verde volvió al mar y se espera que la historia de Graciela se repita, para lograr que esta especie siga vivita y nadando para que los guajiros del futuro y los turistas que lleguen desde otras regiones de Colombia y el exterior, la conozcan de cerquita.

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