Soldados sin piernas dejaron huella en San Andrés


 
Soldados de Medellín fueron invitados por Fuerza Aérea a San Andrés.
Foto: Guillermo Ossa/EL TIEMPO
Soldados de Medellín fueron invitados por Fuerza Aérea a San Andrés.
San Andrés. Antes de meterse al mar el soldado Camilo Andrés Paternina se quita una de sus piernas y la deja en la playa.
Como si fuese perseguido, inicia la carrera brincando en un solo pie. Mas una maldadosa ola lo tumba. Las risas de sus compañeros, quienes también dejaron las prótesis en la arena, no se hacen esperar.
Era un pez. El agua era su aliada. En ella se movía cual si hubiese nacido allí. Pero eso fue antes de que pisara una de las minas antipersona que las Farc siembran, como semillas de muerte, en las montañas antioqueñas.
Pero no es el día para recordar el infortunado incidente. Sol, playa, azul cielo, cócteles, comida, todo lo que quieran en uno de los hoteles Decameron de San Andrés ha donde los llevó uno de los pilotos de la Fuerza Aérea, quizá el mismo que en un momento los sacó heridos del Nudo de Paramillo.
“Esto es lo mejor que nos han hecho. Desde que perdí la pierna no había vuelto al mar. Ojalá pudiera nadar como antes, pero aún así llegué al otro lado”, dice Paternina señalando el islote, a unos 600 metros de la orilla.
No fue el único. El soldado Ramírez también lo logró, pero con ayuda de otros soldados. Y tiempo sobró para las bromas: “Uyyy! Pilas que aquí hay tiburones: uno me comió el pie”, dice levantando el muñón sobre el agua. Las risas interrumpen el sonido de las olas e incluso los turistas disfrutan del comentario.
Y es que el estado de ánimo es lo principal para la recuperación de los militares heridos en combate. Y qué más que un día, siendo atendidos como reyes, en uno de los más hermosos océanos del mundo.
“Esto genera un efecto sicológico muy bueno en ellos. Los invita a seguir adelante a continuar con esa lucha que han tenido después de haber sufrido una herida de guerra”, explica el coronel Héctor Luis Carrascal, comandante del Comando Aéreo de Combate No. 5 y a quien se le ocurrió la idea de homenajear a los hombres que pelearon en Antioquia y “que dieron todo por la seguridad de los colombianos”.
Sin embargo, no todos se mojaron con agua salada. El sargento William Loaiza, quien perdió las dos piernas tras pisar un artefacto explosivo, se quedó sentado en su silla de ruedas.
Pero fue feliz. Ver el ánimo de sus compañeros, escuchar las insolentes bromas y uno que otro trago, le llenaron de esperanza. Sonrió como el resto.
La imagen que no olvidará la vio antes de llegar a la playa: todos los hombres y mujeres del Grupo Aéreo del Caribe hicieron una calle de honor. Su silla de ruedas encabezaba la marcha.
Atrás de él 57 hombres con muletas, cojeando sobre el caliente asfalto. Un infinito aplauso se escuchó en la silenciosa base aérea y por más guerreros que fueran el llanto se vio en algunos rostros endurecidos. La guerra pudo quitarles las piernas, pero no el honor.
*Con invitación de la Fuerza Aérea CACOM-5.
YEISON GUALDRÓN
Enviado especial de EL TIEMPO
MEDELLÍN

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