Recordando la vida y obra del historiador y escritor riohachero Benjamín Ezpeleta Ariza
. El alcalde Rafael Ricardo Ceballos Sierra decretó tres días de duelo.
. El gobernador José María Ballesteros Valdivieso y La Asamblea de la Guajira en cabeza de su presidente, Rodrigo Lastra Ibarra rindieron homenaje póstumo al hombre que cambió la historia de Riohacha.
. Su cuerpo fue velado en cámara ardiente en el Palacio de Gobierno Municipal.
. Su cuerpo fue velado en cámara ardiente en el Palacio de Gobierno Municipal.
Ezpeleta Ariza murió a los 80 años de edad en una clínica de Barranquilla, el sábado 24 de enero, a las 10:50 de la noche.
Las honras fúnebres se realizaron el lunes 26 de enero, a las 4:00 de la tarde en la catedral ‘Nuestra Señora de los Remedios’, de Riohacha.
Benjamin de Jesús Ezpeleta Ariza estudió medicina en Manizales (Colombia) y en Madrid (España). Se desempeñó como historiador, investigador, poeta, escritor, periodista, locutor, docente y conferencista en instituciones públicas y privadas.
Dos veces alcalde de Riohacha, Concejal de Valledupar y Riohacha, Diputado, rector de la Universidad de La Guajira y gerente de Electroguajira, Benjamín Ezpeleta Ariza fue miembro de la Academia de Historia de Colombia y fundador de la Academia de Historia de la Guajira.
Sus obras
'La verdadera historia de Riohacha. El por qué Nicolás de Federmann no la fundó': es el título de la obra insigne del investigador e historiador Benjamín Ezpeleta Ariza, que devela la fundación de la capital del departamento de La Guajira por parte de los pescadores perleros de Cubagüa.
'Patrimonio cultural y turístico del departamento de La Guajira' es uno de los libros publicados por Ezpeleta Ariza. Otros se refieren a la vida y obra de Luis Antonio ‘El Negro’ Robles y el maestro Helion Pinedo Ríos. Estaba trabajando en dos obras, que por su enfermedad, no pudo publicar.
Ezpeleta Ariza fue portador de un gran sentido del humor. Sus conferencias, disertaciones y conversaciones siempre estuvieron salpicadas de ese espíritu ingenioso y creativo que lo caracterizaron y hacían de sus intervenciones espacios de transmisión no sólo de conocimiento, sino también de agradable entretenimiento.
La mayor parte de su vida la dedicó a la investigación histórica y escribir fue su gran pasión. Benjamín Ezpeleta Ariza fue dueño de una caligrafía y ortografía impecables.
Respetuoso del idioma, amante de la palabra y excelente conversador, siempre cuidó su dicción. Filológo y maestro del idioma, siempre estaba presto a corregir las obras que muchos de sus coterráneos sometían al examen de su minuciosa lupa.
Era firme y vehemente en la defensa de sus principios y conceptos. La medicina era uno de los temas de los cuales Benjamín Ezpeleta Ariza hablaba con la autoridad que le otorgaron los estudios en sus años mozos, en una Universidad de Manizales (Colombia) y en Madrid (España).
Fue un locutor nato. Su voz fuerte, diáfana y bien cultivada, lo acompañó hasta que la enfermedad lo debilitó.
En su memoria prodigiosa, Ezpeleta Ariza guardaba conocimientos en las áreas de la ciencia, filosofía, historia, cultura y las letras. Almacenaba fechas y hechos de relevancia en el campo local, departamental, nacional e internacional.
Benjamín Ezpeleta Ariza, basado en sus investigaciones, afirmaba que Riohacha fue fundada en el año 1545 por pescadores perleros provenientes del Cabo de la Vela, en su mayoría empresarios provenientes de la Isla Cubagua, ubicada al noreste de Venezuela.
50 familias se trasladaron de Cubagüa en busca de yacimientos de perlas, en el año 1538 y siete años después, llegaron a Riohacha.
Su vida
Benjamín Ezpeleta Ariza nació en Riohacha el 4 de diciembre en 1934 de la relación formada por Carlos Ezpeleta Fince y Bertha Ariza.
Su padre, músico de profesión, nació en Riohacha el 29 de diciembre de 1906 y falleció el 20 de febrero de 1995. Fue instructor de música en el colegio nacional 'Loperena', de Valledupar.
Benjamín de Jesús Ezpeleta Ariza era el segundo de una numerosa familia, conformada por 23 hermanos. Deja cinco hijos: Rubén Darío, Fabio, Yuri Leopardo, Roberto de Jesús y Jaime Darío.
El historiador Benjamín de Jesús Ezpeleta Ariza deja un legado que servirá de ejemplo pa las nuevas generaciones riohacheras. Su vida fue un verdadero testimonio de estudio y un diario aprender, investigar y cuestionar. Nunca fue amigo de las medias tintas. Siempre buscaba la verdad.
Su vida fue testimonio de amor, responsabilidad, compromiso y entrega con una ciudad, su ciudad, donde sus ojos se abrieron por primera vez al mundo y se cerraron para siempre en el viaje que emprendió hacia la eternidad. ¡Paz en su tumba!
El historiador Benjamín de Jesús Ezpeleta Ariza deja un legado que servirá de ejemplo pa las nuevas generaciones riohacheras. Su vida fue un verdadero testimonio de estudio y un diario aprender, investigar y cuestionar. Nunca fue amigo de las medias tintas. Siempre buscaba la verdad.
Su vida fue testimonio de amor, responsabilidad, compromiso y entrega con una ciudad, su ciudad, donde sus ojos se abrieron por primera vez al mundo y se cerraron para siempre en el viaje que emprendió hacia la eternidad. ¡Paz en su tumba!
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