Hasta se disfrazan de micos para ganar votos
octubre 21, 2015
Aunque no son candidatos, Uribe y Petro podrĆan aparecer en los tarjetones.
El listón varĆa y el nivel se hace mĆ”s emocional conforme se aleja de las grandes ciudades, donde los candidatos pugnan por atraer con mensajes llamativos a los ciudadanos que todavĆa no han decidido a quien votarĆ”n en los comicios para alcaldes, gobernadores, concejales y diputados regionales.
Entre una cantidad de siglas con mayor o menor presencia, los candidatos buscan su espacio con mensajes que sorprenden: “Vota Jesucristo”, pide un joven imberbe con cara angelical que aspira a entrar en el concejo de de Santa Marta junto al logo del Partido Verde.
La misma ciudad acoge la campaƱa de otro polĆtico rompedor, Miguel “El Mono” MartĆnez, quien ha optado directamente por poner un simio en su cartel electoral bajo el eslogan “Sigamos con lo mismo” con el que aspira a que no le vean “como un politiquero tradicional”, segĆŗn Ć©l mismo afirma en sus vĆdeos promocionales.
En BogotĆ”, el candidato a la AlcaldĆa por el Centro DemocrĆ”tico, el ex vicepresidente Francisco Santos, recurre a una imagen de Maduro con la boca tapada para recabar el voto de los seguidores del expresidente Ćlvaro Uribe, fundador y lĆder de ese partido.
“Con su voto este 25 de octubre le vamos a callar la boca a Maduro”, rezan las vallas de Santos.
Ese tipo de interpelaciones se multiplican con quienes se identifican como “El Compadre” o las llamadas del Centro DemocrĆ”tico a votar por ese partido para no terminar eligiendo a los lĆderes de las Farc.
Todo hace parte de la estrategia para atraer al electorado en un universo en el que orbitan, ademƔs del Centro DemocrƔtico, otros partidos grandes como el de La U, del presidente Juan Manuel Santos; Cambio Radical, del vicepresidente GermƔn Vargas Lleras, el Liberal, el Conservador y la Alianza Verde.
A la izquierda quedaron el Polo DemocrÔtico Alternativo (PDA) y la Unión Patriótica (UP) que regresa a unas elecciones después del asesinato de miles de sus miembros entre finales de los años 80 y comienzos de los 90.
“Ellos son malos candidatos, tienen que recurrir a toda esa serie de recursos alternos”, explicó el consultor polĆtico Jorge Garrido.
En su opinión, estos mensajes suplen su “mala formación como candidatos” asĆ como la “falta de definición de ideas y propuestas”.
“En la medida en que bajes mĆ”s en la estructura de una campaƱa electoral nacional, hay menos fiscalización de la opinión pĆŗblica, menos examen, menos vigilancia de estas cosas y se pueden hacer ese tipo de ruidos electorales que son nefastos”, agregó.
Garrido considera que en Colombia hay “una subestimación de la comunicación polĆtica” ya que los candidatos piensan en la maquinaria electoral “en el dinero para comprar votos y atacar a los contrarios de cualquier forma”.
La presentación de estos mensajes lleva “al electorado a fijarse mĆ”s en dibujitos” y no en las personas, segĆŗn su colega, Paola Palacios.
“Dejan de fijarse en ellos. Es un distractor, estoy mandando a los otros a que se fijen en cosas que no son tan relevantes y se despersonalizan de lo que son como candidatos”, subrayó.
Otro de los elementos que han cobrado protagonismo en esta campaƱa es la vinculación de los candidatos a otros lĆderes, un formato que le ha dado un protagonismo hegemónico a Uribe, presente en muchos de los carteles electorales de su partido.
Pero no es algo exclusivo del Centro DemocrƔtico, en BogotƔ el actual alcalde, Gustavo Petro, ha prestado su rostro para el logo de su partido, Progresistas.
AsĆ, los votantes bogotanos encontrarĆ”n una situación peculiar: en la tarjeta de votación verĆ”n impresos los rostros de Uribe y de Petro, aunque ninguno de los dos sea candidato.
La sombra de los dos lĆderes es alargada, pero en opinión de Garrido su influjo no es bueno, ya que pesa demasiado su imagen. “Terminan siendo robots”, concluye Palacios.
*Con información de la Agencia EFE
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