A usted doctora Isabel

Existen informaciones en la vida que jamás quisiéramos publicar… Existen notas en el periodismo, que no deseamos escribir y no podemos encontrar las palabras con las cuales iniciar…

Existen personas que aun cuando hayan partido al cielo, siempre su recuerdo y su buena energía nos acompañará… Existen momentos en los cuales deseamos vehementemente que lo que nos están diciendo, eso que está pasando ante nuestros ojos, sea una pesadilla, pero nunca una triste realidad.



Al fin encontré cómo hilvanar poco a poco, después de mucho pensar, esta nota dedicada a una amiga, de esas pocas amigas que pasan por nuestras vidas, dejando una huella que siempre perdurará. Son esas amigas que más parecen un ángel que Dios permitió que conociéramos y siempre están allí para ayudar, para orientar y aconsejar.

La conocí cuando se desempeñaba como presidenta de la Asamblea de La Guajira. Fue una entrevista donde primó la amistad a primera vista. Un sentimiento hasta ese día desconocido para mí, me hizo pensar que conocía a la diputada Isabel Lucrecia López García, de toda una vida.

Respetuosa en el trato, pero nunca distante, sincera e introvertida en cuestiones personales, pero muy abierta en situaciones profesionales, ese día percibí que la doctora Isabel López como siempre la llamé respetando su investidura, iba a ser una gran amiga, y no me equivoqué.

Nació el 30 de agosto en Fonseca municipio del sur de La Guajira. Sus estudios de bachillerato los realizó en el Colegio Femenino 'San Agustín', desde donde se incorporó a la Escuela de Administración de Negocios, para formarse como Administradora de Empresas. Casada con José Rubén Fonseca León, fue madre de José Rubén, Clara Angélica, Diana Carolina y María Isabel.


La ex diputada Isabel López García y su familia
Dirigente del Partido Verde en La Guajira, Isabel López García se distinguió por su liderazgo y poder de convocatoria. Fue diputada por varios períodos en la Asamblea Departamental, donde ocupó la presidencia. Se sentía orgullosa de representar en la duma, a la mujer guajira.

Recuerdo que fueron muchas las informaciones que sobre su trabajo redacté. En cada una de ellas se reflejaba el testimonio de su altruismo y esa vocación de servicio hacia las comunidades más desprotegidas. Esas comunidades que ella siempre atendió. En muchas épocas del año eran frecuentes sus visitas a los barrios: los indígenas y personas más desprotegidas se constituían en el motor de su labor.

Era común escuchar que estaba siempre pendiente de su gente, no solamente los visitaba y se interesaba por estar con ellos en épocas de elecciones. "Esa es una de las cosas por las cuales siempre la elegimos", -decían-, sin saber que una periodista observadora que estaba muy cerca, los escuchaba.



Amiga de sus amigos, sincera, sencilla, diligente, suave y pausada en su trato y al mismo tiempo tan activa. Así fue la mujer que traté y conocí. La llegada de su nieta transformó su vida. Siempre había un comentario de amor hacia su familia y era notoria la reciprocidad que hacia ella, sentían.

Nunca podré olvidar su desinteresada ayuda en uno de esos momentos en los cuales uno no sabe qué actitud asumir, ni qué decisión tomar. Algo parecido a eso de ‘estar entre la espada y la pared’.

Fue allí donde aquilaté verdaderamente las grandes cualidades, los grandes valores de ese ser humano poseedor de una apacible personalidad, la dulzura y delicadeza que caracterizaba su trato y ese interés que siempre demostraba por los demás, quedó ampliamente manifiesto.

Cómo olvidar doctora Isabel lo que hizo por mí en aquellos momentos donde tanto necesité de una ayuda súper especial. Usted surgió como ese ángel que Dios envió y con pocas palabras, pero con hechos concretos y contundentes ratificó una frase que, al leerla más de una vez, yo quedaría embelesada por su mensaje, y marcaría sin saberlo, para siempre mi vida: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”.



Esta sabia y edificadora frase que algunos adjudican a San Agustín y otros a la Madre Teresa de Calcuta, adquirió su verdadero sentido y gran significado en esa mano que abiertamente me extendió.

Doctora Isabel, personas como usted cuando parten al encuentro con Dios hacen que, - al enterarnos -, nuestro corazón se encoja de dolor, que las lágrimas empañen nuestros ojos y que no podamos musitar palabra alguna porque la voz se entrecorta, queda atrapada en la garganta y al reaccionar, sólo preguntamos qué fue lo que pasó.

Uno de los valores más grandes que tiene el ser humano es profesar amistad y agradecimiento por esas personas que están presente en nuestras vidas no solo en los momentos de alegría, sino también en esos momentos de inmenso dolor.

En estos momentos de inmenso dolor, desde la distancia acompaño a su familia y bien sabe Dios cuánto me duele y entristece su partida, pero al mismo tiempo me embarga la alegría porque estoy segura que usted está tranquila, ya nada la afecta ni perturba y está feliz gozando del amor y de esa paz que solo se puede sentir al lado del Padre Celestial.

Ese amor que Dios depositó abundantemente en su corazón y usted compartió durante su tránsito por la vida, con los seres que amó y esos seres a los cuales, aún sin conocerlos, también les sirvió.

A usted en su morada celestial mi ofrenda de amistad y gratitud, a su familia mi solidaridad en estos momentos de intenso e inmenso dolor y a Dios, las gracias por haberme permitido conocer a un ser humano de invaluables condiciones. Ese ser tan grande y tan bueno que nos recordó que “El que no vive para servir, no sirve para vivir”

Paz en su tumba.



Informaciones relacionadas con las ejecuciones de la ex diputada Isabel Lucrecia López García:

http://www.entrenotasrosa.com/2014/12/diputada-isabel-lopez-garcia-entrego.html

http://www.entrenotasrosa.com/2013/12/director-de-corpoguajira-luis-manuel.html

2 comentarios:

  1. MUY BUEN COMENTARIO
    MUCHAS GRACIAS POR TAN EXCELENTE ESCRITO ..

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    1. Nació del alma. Es lo menos que podía hacer por una gran mujer.

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