Centralismo barranquillero

Por: Economista Jorge Vergara Carbó.

En el artĆ­culo publicado la semana pasada “El rezago de la economĆ­a de la Región Caribe durante el aƱo 2010” mostrĆ”bamos el comportamiento de la economĆ­a colombiana durante ese aƱo, destacando que el “TriĆ”ngulo de Oro” generaba el 57.8% del valor del PIB y, la Región Caribe el 15.3% e igualmente afirmĆ”bamos que el ingreso percĆ”pita en la región caribe era inferior a la tasa media del paĆ­s que es de $12.1 millón de pesos.


Igualmente mencionÔbamos que la economía bogotana era 1.7 veces la economía caribeña, y su ingreso percÔpita era de $19.3 millones, lo que indica una gran concentración del poder, lo que ha implicado que todo en el país gire en torno a lo que se decide en la capital.

BogotÔ genera la cuarta parte del valor de la producción de bienes y servicios del país. Una ciudad ubicada a mÔs de 1500 kilómetros de nuestras costas marítimas. Pero lo que sucede en BogotÔ, también se da al interior de la Región Caribe ya que los departamentos del AtlÔntico y Bolívar generan el 53% del PIB regional. Producción que se concentra en las dos ciudades capitales de esos departamentos.

                                                       
El caso mÔs patético de centralización se da en Barranquilla, al compararla con los veinte municipios restantes del departamento del AtlÔntico. Incluso en los últimos años se ha dado una pelea jurídica con el municipio de Puerto Colombia, por pretender Barranquilla quedarse con el corredor universitario que genera unos buenos ingresos tributarios a ese municipio, cuyos ingresos totales son de $27.833 millones a 30 de septiembre de 2011, cuando en el Distrito sus ingresos son de $1,1 billón de pesos, es decir 39.5 veces lo que recibe Puerto Colombia.

Otro hecho que conlleva centralización es que la administración central de la gobernación como el Área Metropolitana tiene su sede en Barranquilla, generando empleo a los barranquilleros, incluso el Área se ha convertido en una secretaría mÔs del Distrito, cuyo gerente lo nombra a dedo sin la participación del resto de los alcaldes que conforman la supuesta junta directiva del Área.


En materia tributaria, el municipio que mƔs factura y recauda es Soledad, pero la ciudad capital recauda 13 veces mƔs e igualmente recibe 2.7 veces mƔs recursos del SGP, ni que hablar de Sabanalarga municipio que cada dƭa pierde importancia y que hoy se encuentra en bancarrota.

Lo que pasa en el AtlÔntico, también se da en Bolívar con Cartagena, concentra toda la actividad y los sures de ese departamento son iguales de pobres a los sures del departamento del AtlÔntico y a los sures de los otros departamentos de la Región Caribe.

En nuestra Región tenemos tres departamentos mineros Cesar, Córdoba y Guajira.
con riquezas comprobadas en carbón, gas y níquel, que se exportan y le generan divisas al país y regalías a la nación, a ellos mismos, a los puertos y con el proyecto de ley de regalías que se discute en el congreso a todas las regiones de Colombia a través de los fondos de compensación regional (FCR) y el fondo de desarrollo regional (FDR).

A pesar de esa riqueza, el aporte de esos departamentos a la economƭa nacional y regional es baja, no supera el 2%, en forma individual y los tres sumados dan 3.8%, porcentaje inferior a los del AtlƔntico y Bolƭvar.

La explotación de esos recursos es poco el empleo de alta remuneración que genera en esos departamentos, los altos directivos tienen su sede en lugares distantes (BogotĆ”- MedellĆ­n- Barranquilla) e incluso son oriundos de departamentos diferentes y, por otra parte no generan valor agregado alguno al no estar ligado a un proceso productivo que los pueda trasformar. Su comportamiento es parecido a los proyectos de “economĆ­a de enclave de la dĆ©cada de los sesenta” .

Hablamos de integración regional, luchamos por convertir a la Región Caribe en una región autónoma, pero nos olvidamos de las diferencias que existen al interior de nuestra región que cada día estÔ mÔs deprimida y golpeada por los centralismos imperantes en Colombia.


Para rematar con el centralismo, le dimos la espalda a los tres departamentos productores de carbón, níquel y gas, apoyando nuestros dirigentes y parlamentarios caribeños la modificación de las regalías bajo el falso argumento centralista de que esos recursos se despilfarraron por corrupción y la Nación es la dueña del subsuelo colombiano y no las entidades territoriales, Olvidando el gobierno central que la auditoria de esos recursos estÔ en manos del Departamento Nacional de Planeación (DNP).

Los departamentos productores por el cambio de la legislación pasaran de recibir el 78% en promedio al 9.6%, tal como lo afirma el economista Amylkar Acosta en su libro sobre las regalías, sacrificio que beneficiara a los departamentos no productores y al gobierno nacional.


Lo anterior incrementara los problemas sociales y económicos de esos departamentos especialmente porque tenían comprometidos con vigencias futuras parte de esos recursos, que pensaban recibir y que a partir del año entrante no recibirÔn y seguirÔn cargando con el daño ambiental que acarrea la explotación de esos recursos.

Esa es nuestra realidad, hablamos de integración costeña, hablamos de centralismo y nos olvidamos de ver la paja en nuestro propio ojo, que Barranquilla y Cartagena son mÔs centralistas que los interioranos, ya que todo su desarrollo económico y social estÔ concentrado en esas dos ciudades, predicamos pero no aplicamos.

¿SerĆ” posible en el siglo 21, lograr la integración de la Región Caribe y acabar con la centralización económica y polĆ­tica del paĆ­s? ¿Barranquilla y Cartagena sacrificaran su desarrollo en beneficio de otros municipios de la Costa Caribe? 

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