La Paz Polarizada



Las objeciones del señor presidente de Colombia a seis artículos de la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial de Paz, aprobada por el Congreso vía FAST TRACK, sancionada y publicada, como debe ser, más que una discusión jurídica, es política, o más bien, independientemente, si es jurídico o político el tema en el país lo que hace es reafirmar el grado de polarización en que estamos inmerso, quien sabe hasta cuándo.



Ignacio Rafael Escudero Fuentes
Por Ignacio Rafael Escudero Fuentes
Abogado Especialista en I.J.P. y Derecho Público Uninacional 
Docente Uniguajira

Lo más sorprendente, la posición de la Corte Constitucional, guardiana de la Constitución al declararse incompetente para emitir, -no un concepto-, sino un fallo acerca de las objeciones hechas por el Ejecutivo.


La razón: la Ley Estatutaria de la JEP, surtió todos los trámites de rigor en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Por consiguiente, con apego a la Constitución dicha norma hizo tránsito a cosa juzgada. En otras palabras, no se modifica y su texto es de obligatorio cumplimiento tanto para gobernantes como gobernados.

Ahora bien, todo hace indicar que las objeciones se hundirán tanto en el Senado como en la Cámara de Representante, teniendo en cuenta que la decisión del partido Cambio Radical, es no aprobar. 

De ser así, éstas se hundirán y la Ley pasaría al señor presidente, quien estaría obligado a su sanción.

Lo ideal, sería que, por ser la Paz un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento (Artículo 22 Superior), estuviéramos los colombianos remando hacia el mismo lugar que sería, una convivencia pacífica y una paz estable y duradera para que la presente y futura generación no les toque repetir la historia, violenta y nefasta que cobró millones de víctimas durante más de 60 años de conflictos cruento y catastróficos. 

Quienes, los vivieron y sobrevivieron son los testimonios vivientes del no retorno. Cuando se adelantaban los diálogos entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc en La Habana (Cuba), hubo un momento de tensión y se vislumbraba un eventual rompimiento de las conversaciones y el astro del fútbol colombiano Carlos Valderrama Palacio ‘ El Pibe Valderrama’, como se hizo famoso por ser el referente de talento de la Selección de Fútbol de Mayores de Colombia, lanzó una atrevida, pero audaz propuesta: realizar un ‘picadito’ entre el gobierno y las FARC para destrabar el proceso. Nunca se hizo.

 Hoy, cuando transitamos en un proceso de paz que trajo como beneficio el ‘descalamiento’ de la confrontación armada en el país, propongo, también en mi calidad de exfutbolista de la Selección Juvenil de Fútbol de Colombia, Chile 1974, cuando el país astral atravesaba su peor crisis luego del derrocamiento a sangre y fuego del gobierno constitucional y democrático del presidente Salvador Allende por una Junta Militar presidida por el general Augusto Pinochet, en septiembre del año de 1973, la realización de un ‘picadito’ por la paz y convivencia pacífica, entre el oficialismo y la oposición. 

O más bien, entre quienes votaron el Referendo por el NO y Sí. Y, para no dejar ningún actor de la vida nacional excluido, tendríamos a los de las FARC, no como guerrilla sino como partido político, fungiendo de 'árbitro'. 

Después del ‘picadito', sin importar el resultado, -como solían hacer las glorias del Junior de Barranquilla, a finales de los años setenta cuando tuve el privilegio de vestir la roja y blanca, tales como Antonio Rada, Marcos Coll, Otton Alberto Dachunda, Dulio Miranda, Toto Rubio, Oscar Bolaño, Otros que se me escapan, en la cancha de futbol del barrio la Magdalena-, los integrantes de las dos ‘líneas’, en un acto de hermandad, tolerancia y convivencia con árbitros incluidos, se trasladaban a una tienda contigua a la cancha a comentar las incidencias del ‘picadito’, deleitando una ‘fría’. 

¿Será posible?  ‘Soñar no cuesta nada’

Si los colombianos, todos hijos de la patria, sin distingo de raza, origen, lengua, religión, opinión política o filosófica, como reza el artículo 13 de la Constitución de 1991, alrededor del deporte, pudiéramos deponer los odios y rencores, como bien supo hacer el Nobel de Paz, activista contra 'El Apartheid' y presidente surafricano Nelson Mandela, apodado 'Madiba', seguramente tendríamos mejor calidad de vida.

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