Mi madre no está ausente... ¡está en mis sueños y en mi mente!
Madre ... ¡Momento crucial!
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| Luis Eduardo Acosta Medina |
"Lo mas lindo que la vida me ha brindado, una madre que nunca podré olvidar, y aunque se ha ido para siempre de mi lado, allá en el cielo me tiene que recordar”
Ha estado presente en mi mente en este dia la canción titulada 'Madre ausente', de la autoría de Emiliano Zuleta Díaz, que grabó con su acordeón y su voz, para la cual no había encontrado un nombre como él lo deseaba, y así nos lo contó en la casa de Amylkar -mi hermano-, en presencia de 'El Coco', su hijo, y el doctor Amadeo Tamayo.
Fui yo quien le sugerí ese nombre, y la celebración del 'Día de La Madre' justifica mi preliminar referencia al tema.
Nunca en mis larguitos años de circulación por esta vida donde hay tanta gente buena y tanta gente mala clase, se había celebrado un 'Día de La Madre' con la humanidad abrumada por tantas desesperanzas juntas, y es cuando uno piensa que si 'La Vieja' estuviera junto a uno, las cosas serian diferentes.
Son estos días, durante los cuales echamos de menos a nuestra gente que se fue, y muy especialmente, añoramos la compañía de nuestra madre.
Nos duele en este momento de incertidumbre, la primacía de la cruda realidad, porque en cumplimiento del deber de entregar a Dios lo mejor que se tiene nosotros, entregamos a quien nos trajo.
Por ello, Dios debió sentirse especialmente regocijado, y seguramente ella nos dirá desde allá con gozo que, si conociéramos el misterio insondable del lugar maravilloso donde el Altísimo la tiene, si pudiéramos ver y sentir lo que ella está sintiendo en ese horizonte sin fin, con la luz que todo lo ilumina y a todos alcanza, -no lloraríamos tanto su partida-, porque está disfrutando a plenitud, la verdadera vida.
Seguramente, en confrontación con la nueva vida que emprendió, un día que no queremos recordar. Las cosas del pasado, son solo eso: ¡pasadas, pequeñas, insignificantes, quimeras y sin vocación de permanencia!...
Y, desde ese lugar donde se encuentra, nos mandará el bálsamo de la esquiva resignación, para poder vivir cada día con el optimismo, la paz, la seguridad y la confianza de todo aquel que, en su periplo vital espera una vida larga y fecunda, y con la gracia de aceptar con toda serenidad y entereza, la inevitable llegada del minuto final, sin importar lo doloroso, lacerante o inesperado que sea.
No hay duda, que así como la vida es corta, los recuerdos serán perennes, con más razón cuando nuestro padre tuvo el esmero de escoger una madre especial, para 'El Nene' de la casa.
Su recuerdo es permanente como lámpara votiva, alojado en el altar de mi corazón. Es imperecedero y cada vez, nuevos motivos me hacen sentir orgulloso de haber nacido de las entrañas de una mujer trabajadora, amorosa y 'pechichadora', que tuvo el coraje de parir, para la prolongación sublime de su existencia y nunca tuvo razones para arrepentirse de nada. ¡Ni siquiera de haberle servido a tanta gente, que le pagó con la moneda de la inmerecida ingratitud!
Mi 'Vieja' y yo nos amamos profundamente en vida, y lo seguimos haciendo porque conmigo está siempre en mis sueños, en mi mente y cuando siento el olor de su presencia en cada rincón de la casa.
Su mano la siento como si viniera de procedencia ignota, cada vez que el mal ha intentado abrir atajos en mi camino. Ha aparecido providencialmente más de una vez, para la defensa de mi sangre, de mi cuerpo y de mi alma, ante puñaladas arteras, provenientes de todos los rincones oscuros de la envidia.
Han sido sus consejos mi hoja de ruta, la carta de navegación que me ha permitido ascender cada día más y, contra calculados obstáculos, por el espiral sin fin del conocimiento y el servicio a mis semejantes.
Como ella decía “Sin que una mano sepa lo que hizo la otra, porque lo que no ve el hombre, lo ve Dios”, es decir, parodiando a William Shakespeare, quien cuando le preguntaron porque se consideraba feliz, sólo respondió: “Porque no espero nada".
Título Original: 'Madre ... ¡Momento crucial!'
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