En memoria de mi amiga Alicia

Inicio esta nota, recordando a mi amiga Alicia. En honor a la verdad la conocí hace tanto tiempo, que ya no recuerdo la fecha exacta.


Lo que sí tengo bien grabado en mi memoria, son los recuerdos que remontan nuestra amistad a aquellos tiempos, cuando ella siempre llevaba de la mano por donde quiera que iba, a sus hijos Javier y Sandra.

Andaban Javier y Sandra, siempre de la mano de Alicia. Así la recuerdo mientras la vida transcurría, y ellos crecían, al lado de su madre.

Pasó algún tiempo, para que llegara al mundo Edethsy, cariñosamente conocida como 'La Ñego', la tercera hija, de su corta prole.

Alicia era una mujer inigualable. Era realmente amiga de sus amigos, alegre, cariñosa, noble, servicial, sincera y solidaria. Con ella compartimos muchas cosas, entre esas la amistad con mi hermana, Josefa Rosario, 'Fefa' (QEPD), que fue el puente para llegar a esa gran fraternidad.

Eran aquellos tiempos cuando en Riohacha, mi ciudad natal, -todos, o casi todos nos conocíamos-. Así llegó Alicia, para quedarse por siempre en nuestras vidas.

Alicia tenía un don: Siempre estaba ocupada... Nunca la ví sin hacer nada. Siempre tenía un trabajo a la mano. Fueron muchos los empleos que le conocí, pero sin lugar a dudas, fue donde la señora Marina, donde ella llegó, para quedarse hasta su último día de vida, hasta ese día, -miércoles 15 de julio 2020-, víspera de la Virgen del Carmen, cuando el Padre Celestial ante su presencia, la llamó.

Esta mujer trabajadora, luchadora, emprendedora que sacó a sus hijos adelante, haciendo muchas veces, el papel de padre y madre, nació un viernes 27 de septiembre de 1957 en Urumita. Cumpliría 63 años, edad que verdaderamente por su vitalidad, energía positiva y la alegría que irradiaba, nunca demostró.


Amiga y Compañera

El tiempo pasa inexorablemente. Los años fueron fortaleciendo aún más nuestra amistad. Recuerdo cuando nos reuníamos en la casa de mi hermana Josefa y hablábamos de nuestras cosas.

Conversábamos sobre nuestros proyectos de trabajo, esos anhelos, -algunas veces cumplidos, y otras no-. Hablábamos de nuestros hijos ya crecidos. Todos estaban 'organizados y ellos volaban para formar sus propios nidos'.

Son muchos los recuerdos que unen a nuestra familia con Alicia. Fueron especiales momentos de alegría, muchas risas, celebraciones, pero también hubo momentos de dolor, tristeza y melancolía.

Ella estuvo con nosotros esa noche llena de múltiples colores, música, fantasía y alegría, cuando festejamos, que mi hermana Josefa Rosario López Arredondo 'Fefa', había cumplido el jueves 22 de noviembre, un año más de vida.

La celebración de su cumpleaños, no se pudo realizar ese mismo día, porque estábamos a la espera que le dieran de alta, luego de un delicado tratamiento médico, que gracias a Dios permitió que ella regresara al seno de nuestra familia.

Los recuerdos me llevan entonces a esa noche que nunca olvidaremos. Fue un viernes 14 de diciembre de 2018, cuando en la Avenida 'La Marina', en la Calle Primera, frente al Mar Caribe, -todas y todos los asistentes, vestidos de blanco-, nos reunimos para cantarle a la alegría, porque mi hermana había superado una dura prueba de salud, y el Todopoderoso la mantenía con nosotros, disfrutando de la vida.

Allí estaba Alicia, celebrando y compartiendo con nosotros durante toda la noche, en un ambiente pletórico, al lado de nuestra familia y muchísimos amigos.

Pero, los designios de Dios son inescrutables y todo tiene su tiempo bajo el sol. Todo parecía normal desde aquel viernes 14 de diciembre, pero no era así. El lunes 18 de marzo de 2019 mi hermana Josefa viaja, llena optimismo y alegría, para cumplir una cita de rutina con los médicos que la atendían.

Sin nadie saberlo, emprendió el viaje que truncaría sus sueños, sus esperanzas de vida y debilitaría la fortaleza de nuestra familia. Desde ese día se comienza a tejer esa historia, que tendría un final inesperado, triste y doloroso.

Pasa el tiempo, y el sábado 29 de junio de 2019, minutos después de las 4:00 de la tarde, sucedió algo, que cambió radicalmente el curso de nuestras vidas. Mi hermana partió al encuentro con el Señor, después de tres meses de luchar por sobrevivir.

En ese momento de conmoción, Alicia estuvo allí. Ella fue la compañera permanente de nuestra familia durante los días de duelo por la partida de mi hermana. Ella también lloró por la muerte de su amiga Josefa o 'Fefa', como todos la llamaban.

Durante los nueve días del velorio, como es la tradición en nuestro pueblo, esta gran amiga estuvo ahí. 

En ese momento, nadie podía suponer que un año y 16 días después, ella atendería el ineludible llamado del Dueño de la Vida, llenando de tristeza nuestros corazones, pero de alegría a su espíritu, porque volvía al seno de su Creador.

Todo tiene su tiempo (Eclesiastés 3: 1- 22)

1. Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.

2. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;

3. Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;

4. Tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;

5. Tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;

6. Tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;

7. Tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;

8. Tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

9. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?

10. Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.

11. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.

12. Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;

13. Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.

14. He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.

15. Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.

Injusticias de la vida

16. Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad.

17. Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace.

18. Dije en mi corazón: Es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias.

19. Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.

20. Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.

21 ¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?

22. Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esta es su parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?

Siempre estuvo ahí

Alicia tuvo la dicha de conocer a los seres que representan la prolongación de su vida. Dios le permitió conocer a los hijos de sus hijos.

Sin embargo, a pesar que sus hijos ya eran adultos e independientes, nunca dejó de trabajar. El tiempo seguía su curso, y ella continuaba con su labor de toda una vida.

Estaba ahí con la señora Marina, con quien formó vínculos afectivos muy fuertes. A pesar de no ser de su propia sangre, a pesar de no ser madre e hija, permanecieron siempre unidas. Sólo los designios divinos, las pudieron separar.

Fueron muchos segundos, minutos, horas, días, meses y años compartidos. Como quien dice ¡Toda una vida! Era la auxiliar, era la que siempre estaba allí, era la compañera ideal.

Hoy, la señora Marina, a sus 90 años, sufre la ausencia de esa mujer honesta, servicial, solidaria y 'camelladora', que nunca la dejó sola, que a través del tiempo, siempre estuvo ahí, para acompañarla.

Hoy, sus hijos Javier, Sandra y Edethsy sienten la ausencia de la madre que los llevó en su vientre y los amó, desde antes de nacer. Una madre que les inculcó los valores que hacen de una persona, un buen ser humano, porque eso fue ella: Un buen ser humano, que muchos de nosotros siempre vamos a extrañar.

Hoy, sus nietos y todos los miembros de su familia lloran su partida.

Hoy, también sus amigas y amigos, a los cuales con todo honor me sumo, nos sentimos tristes, porque Alicia ya no está, pero al mismo tiempo tenemos la certeza, que ella, allá donde se encuentra, -ante la presencia del Padre Nuestro-, goza de la Vida Eterna, en su Morada Celestial.

La Triste Partida

Todo tiene su tiempo bajo el sol. Un miércoles, a las 8:00 de la mañana del 15 de julio de 2020, Alicia fue trasladada de emergencia, a un centro asistencial, luego de varios días de afecciones en su salud.

Al concluir los trámites de rigor, fue internada para su atención, pero ya, -de acuerdo a lo escrito en el Libro de la Vida-, pocas horas faltaban, para presentarse ante el Creador.

La espera se prolongaba... Los profesionales de la salud hacían su trabajo, pero no se vislumbraban esperanzas de recuperación.

Ese miércoles 15 de julio, víspera de la Virgen del Carmen, a la 1:00 de la tarde, se cerró la última hoja, del último capítulo de la historia de vida de una buena madre, una buena amiga, de una mujer incansable y honesta que luchó con todas sus fuerzas, hasta el final.

Así es la vida, y así son los designios divinos, los cuales debemos aceptar. Hoy le damos gracias a Dios por habernos permitido conocer y tratar a personas que, como mi hermana Josefa y mi amiga Alicia, nos hicieron comprender la importancia de amar, compartir, entregarse a los demás, servir y trascender de lo material a lo espiritual.

Cada una de ellas, desde los dones y talentos que Dios les regaló, cumplieron con su misión en esta vida, nos dejaron enseñanzas y una historia, que como un libro podemos hojear, cada vez que las queramos recordar.

Que Dios las tenga en su Santo Reino y Brille para ellas, la Luz Perpetua.

No hay comentarios:

Con la tecnología de Blogger.