Ante la Prisión de la Injusticia y la Maldad, la Verdad nos hará Libres
‘Reflexiones en la Semana de los Santos Recuerdos’
“Me dicen los que saben el cuento/
cuál era el pretexto del señor Pachito/
lo que el iba a hacer con los altares/
fue lo que hizo Judas con Jesucristo/
a venderlo/”
Por Luis Eduardo Acosta Medina
En estos días de profundas connotaciones espirituales viene a mi mente el aparte que antecede de la canción 'Los Altares de Valencia', más conocida como 'El Padre Pachito', que estuvo a punto de propiciar la excomunión de Calixto Ochoa, por parte del padre José Francisco De Mendizábal, un español que se desempeñó como párroco en Valencia de Jesús en el departamento del Cesar.
Por cierto, aquella expulsión inexcusable la evitó Calixto con una canción de desagravio titulada 'Perdóneme padre'.
Evidentemente, se nos vino encima y cuando esta crónica escribo, ya es La Semana Mayor. Con ella llega a mí, un cúmulo de recordaciones que gravitan en mi mente y además hacen que me abrumen las añoranzas de aquellos tiempos que no volverán.
El gozo espiritual es el gran ausente durante esa 'Semana de guardar' y la gente tiene en la agenda y en su mente, muchos acontecimientos para este tiempo. El gran ausente es desde luego, El Hijo de Dios.
Es ineludible lamentar que hasta las costumbres gastronómicas se han perdido, la civilización, la virtualidad y todas las vainas light, exigen despojar de usos y costumbres pueblerinas las mas sentidas conmemoraciones y banalizar las celebraciones, adoptando comportamientos que nada tienen que ver con lo que disfrutábamos y vivíamos los muchachos de mi generación.
Durante la Semana Santa poco se ora. Se bebe, no se toman mazamorras sino finos licores, sol, playa y las carreteras porque algún sector, pueblo, calle o ciudadano no tiene luz, agua o clases en las escuelas.
Resulta inevitable a pesar de todo y de todos recordar que Jesús el Hijo de María y José fue una victima de la incomprensión, la envidia y del miedo de los sumos sacerdotes y otros que explotaban a su pueblo, que lo veían como una amenaza para sus privilegios y sus negocios y creyeron que, eliminándolo resolvían el problema.
Lo silenciaron, pero no acabaron con el; lo martirizaron, pero sus convicciones permanecieron incólumes.
Padeció bajo el poder prevaricador de Pilatos, quien ordenó que lo azotaran con un látigo que tenía puntas de plomo. Lo ataviaron con un manto de color purpura, lo coronaron con espinas, para hacer más ignominiosa su pasión y muerte, pero con su partida inició su inmortalidad.
La humanidad lo absolvió y Dios lo coronó de gloria desde cuando lo clavaron en la cruz en el 'Lugar de las Calaveras' El Gólgota en hebreo, como lo han dicho las Santas Escrituras.
Lo sucedido con Jesús debe servirnos a todos para una profunda reflexión. Nos advierte del peligro de la administración de justicia, en manos irresponsables... del riesgo para los Derechos Constitucionales Fundamentales, cuando en lugar de administrar justicia, se hace linchamiento moral... de la inconveniencia para la recta y cumplida justicia, cuando quien la tiene que impartir, tiene el corazón enfermo y no tiene a Dios en el corazón y peor aun, cuando se usa el más grande poder que se le puede otorgar a un hombre o mujer, que es impartir justicia para hacer mandados perversos, para dañarle la vida a la gente inocente, maltratando uno de sus fines rectores, que es la imparcialidad.
En el caso del hijo de María y el carpintero, se incurrió en violación de todos los postulados garantes del debido proceso con su eje mas importante, el Derecho a la Defensa. Fue una conspiración en su contra, porque su presencia terrenal estaba dañando muchos negocios.
Por eso, todo el montaje en su contra estuvo torcido desde el principio, porque tal como se dice en la obra de Raymond Thornton Chandler, tomo I, 'El Juicio Hebreo' sobre aquella atrocidad, el Sistema Procesal del Código Mosaico en materia criminal, se basaba en cuatro reglas:
. Certeza en cuanto a la acusación
. Publicidad en la discusión
. Completa libertad concedida al acusado y
. Protección de todo peligro o errores de testimonio
Pero, allí sucedió que allí se hizo todo lo contrario, primero privaron de la libertad a la víctima de noche, lo cual estaba prohibido en la Ley Judía. Después fueron a buscar testimonios y la remacharon, porque en un solo día se le formularon cargos, se le juzgó y condenó, y la ley penal vigente en aquel tiempo decía que ‘Un veredicto de culpabilidad simultáneo y unánime, decretado el mismo día del juicio, surte el efecto de una absolución.’
No tuvo defensor alguno, ni fue designado por él y tampoco se le asigno de oficio, a pesar que el Código para estos casos y como sucedió que el veredicto fue unánime, decía que “Si ninguno de los jueces defiende al reo, es decir, si todos lo declaran culpable y no hay quien lo defienda ante el tribunal, el veredicto de culpabilidad será inválido y no se podrá imponer la sentencia de muerte.”
Lo hicieron en vísperas del Dia del Descanso Judío y primer Día de los Panes sin Levadura y la víspera de La Pascua, lo cual estaba prohibido, tal como lo había establecido el Código Penal cuando precisó que: “No juzgarán durante la víspera del Día de Reposo ni de cualquier otro día de fiesta.”
El Sanedrín carecía de competencia para juzgarlo y la mayoría de sus actos, en su carrera contra el tiempo para ejecutar a Jesús, los hicieron de noche, lo cual era contrario también al Código que decía así: "Júzguese una ofensa capital durante el día, pero suspéndase de noche". Así fue posible asesinar en el Nombre del Altísimo, a su propio Hijo.
Ojalá estas reflexiones sirvan a los Operadores de Justicia que, haciendo eco al odio ajeno, obedeciendo a intereses oscuros, por pasiones y envidia se dejan tentar del demonio y manchan con su falta de imparcialidad y decoro, la magnánima majestad de la Administración de justicia.
Nuestro mensaje a los injustamente privados de la libertad, no olviden que Jesús lo dijo: “Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
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