Contando mis experiencias para transformar muchas vidas
¡A Dios las Gracias!
Por Hermes López Deluque
Pude ver los errores garrafales que he cometido y he sentido en mi interior un sentimiento de remordimiento y tristeza. Descubrí que herí a muchas personas y defraudé a otras. Mis pasos equivocados me llevaron al abismo triste del desprestigio, me sumergí en un mundo cruel, donde los sentimientos nobles son ridículos, síntoma de debilidad.
Pude ver a mi madre derramando tantas lágrimas por mi culpa, soportando humillaciones y bajar la cabeza cuando hablaban cosas feas de su hijo y me pareció escuchar sus súplicas pidiéndome un cambio de vida.
Me vi todo sucio y harapiento, pidiendo una moneda para comprar drogas que me sumergían en un mundo oscuro, mientras más me hundía en ese infierno terrenal donde los principios se derrumban como un castillo de naipes.
Así duré varios años, hasta que pude ver una luz en mi camino, Dios se apiadoó de mí y permitió un encuentro con mi padre y vi la posibilidad de un cambio, la cual aproveché para levantarme.
¡Fue difícil, pero lo logré! Me aparté de la droga, me convertí en un destacado y reconocido dirigente cívico, pero seguí tomando alcohol, lo cual no me permitía avanzar.
Cierto día, hace 16 años, tomé la decisión de abandonar el trago y lo logré, gracias a Dios. Desde ese momento, mi vida fue cambiando positivamente. Comencé a ver la vida de otra manera y busqué nuevas amistades, que fueron parte fundamental en mi recuperación.
Así fui avanzando hasta que, gracias a la misericordia de Dios, encontré a una noble mujer que cruzó el continente para unirse a mi y hoy llevamos 12 años juntos y con su cariño y amor he logrado ser otra persona a la cuál muchos, hoy aprecian, respetan y consideran.
Siempre he pensado que las experiencias hay que compartirlas para que nuestro ejemplo sirva de base a quienes hoy viven lo que nosotros hemos vivido.
Me siento complacido con la vida que actualmente llevo y creo que mi mayor virtud está en mi humildad. Siempre soy el mismo hombre, pero con diferente pensamiento y visión de la vida.
Aunque me encuentro lejos de mi patria, mi corazón está con mi pueblo, con mis familiares y mis amigos. Me emociona ver a mi hija y a mi nieto, esa bella corona de plata que Dios puso en mis sienes y que es la continuidad de mi vida.
A Dios le doy gracias por esta oportunidad de vida, a mis familiares y amigos por su gran apoyo y confianza.
¡Mil gracias a Dios!
Título Original: '¡A Dios las Gracias!
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