Amylkar David Acosta Medina: "Al recordar la pesadilla del Covid 19, no debemos bajar la guardia ni cantar victoria"

'La Pesadilla del Covid 19'


Amylkar D. Acosta M.



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Ya han transcurrido cuatro años desde que se declaró como pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ataque inmisericorde del COVID 19 a nivel planetario y sólo diez meses desde que dio el parte de que la misma había llegado a su fin.

¡Fueron tres aƱos largos, de pesadumbre y de desazón, con precedentes sólo en tiempos remotos!

 

SegĆŗn la OMS esta pandemia cobró mĆ”s de 7 millones de almas, cifra esta que se queda corta frente a los estimativos del sistema de las Naciones Unidas, para el cual la cifra superarĆ­a los 20 millones. 


Muchas defunciones no fueron registradas ni atribuidas al COVID 19 propiamente dicho sino a sus letales secuelas y ello explica la inconsistencia y discrepancias en las cifras, dada la dificultad de establecer tan difusa como confusa demarcación entre una y otra patología.


Todo empezó el 1Āŗ de diciembre en Wuhan, la capital de la provincia de Hubei de la RepĆŗblica Popular China, cuando la autoridad sanitaria reveló la existencia de los primeros infectados y contagiados con el coronavirus SARS – CoV – 2 y lo puso en conocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo director general Adhanom Ghebreyesus alertó al mundo y declaró la “emergencia de salud pĆŗblica de importancia internacional” el 30 de enero de 2020. 


A poco andar, la que se denominó como COVID – 19 ya se habĆ­a propagado a los siete continentes, razón por la cual la OMS la declaró como pandemia el 11 de marzo del mismo aƱo. 


Ello llevó al Gobierno Nacional presidido por IvÔn Duque a declarar la Emergencia Económica, Social y Ecológica, con fundamento en el artículo 215 de la Constitución Política, mediante el Decreto 417 del 17 de marzo del año 2020. Dicha emergencia se prolongó hasta el 30 de junio de 2022.


Sólo el 5 de mayo de 2023, el Director de la OMS declaró que “el ComitĆ© de Emergencias se reunió por decimoquinta vez y me recomendó que declarara el fin de la Emergencia de Salud PĆŗblica de Importancia Internacional. He aceptado ese consejo. Por lo tanto, declaro con gran esperanza el fin de COVID-19, como Emergencia Sanitaria Internacional”. ¡Por fĆ­n!


Pese a ello el patógeno sigue mutando y circulando, presentando nuevas variantes. Se habla ahora de la Variante Úmicron del virus, que es mucho mĆ”s contagiosa, aunque menos mortal que otras variantes y  podrĆ­a llegar a convertirse en una nueva cepa dominante, que se esparce peligrosa y velozmente por el mundo. Y mĆ”s recientemente se ha identificado una subvariante de la misma denominada JN.1 Pirola. No se puede, entonces, bajar la guardia ni cantar victoria, serĆ­a demasiado prematuro hacerlo.


Esta pandemia vino a alterar nuestras vidas, afectó y de quĆ© manera nuestra cotidianidad, nos hizo familiarizar con una serie de tĆ©rminos hasta entonces desconocidos para los mortales, tales como las pre-existencias, la intubación, el confinamiento, la paradoja del “aislamiento” social, la virtualidad, etc. Pero, como dijera Warren Buffett, “sólo cuando baja la marea, se sabe quiĆ©n nadaba desnudo”. 


Y este es el caso, con su advenimiento, la pandemia se encargó de poner al desnudo muchas de las vulnerabilidades que acusa la sociedad colombiana, entre ellas las falencias y debilidades del sistema nacional hospitalario, que se vio a gatas para sortear la crisis pavorosa que se desató poniendo a prueba el Sistema Nacional de Salud.


Sus consecuencias han sido devastadoras tanto en lo económico como en lo social, al punto que se perdieron por cuenta del COVID – 19 tres aƱos de esperanza de vida al nacer en Colombia, pasando de 77 aƱos en la pre-pandemia a 74. 


Esta fue una verdadera pesadilla, que provocó un nĆŗmero de decesos sin precedentes. En Colombia particularmente, al corte del 8 de agosto de 2023 se registraron 142.942 vĆ­ctimas fatales del COVID – 19, muchos de ellos a consecuencia de sus secuelas, que fueron tan mortĆ­feras como la misma enfermedad. 


Este infortunio se llevó a muchos de nuestros seres queridos, familiares, amigos y relacionados. Es muy raro encontrar a alguien a quien no tocara, de una u otra manera, este devastador tsunami, que puso a prueba nuestra capacidad de resiliencia. 


Se volvió un lugar comĆŗn decir que despuĆ©s de esta amarga experiencia serĆ­amos capaces de sacar de nuestro yo, nuestra mejor versión. 


Por lo pronto quedĆ©monos con la evocación, que se confunde con deprecación del actor, comediante y escritor cubano Alexis ValdĆ©s: “cuando la tormenta pase y se amansen los caminos y seamos sobrevivientes de un naufragio colectivo. Cuando la tormenta pase te pido Dios, apenado, que nos devuelvas mejores, como nos habĆ­as soƱado”. AmĆ©n


Barranquilla, marzo 9 de 2024

www.amylkaracosta.net


TĆ­tulo Original: 'La Pesadilla del Covid 19'

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