Recordando a Orlando Antonio Turizo Pinto a un mes de su partida

13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 

14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 

15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 

16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 

17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 

18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. 

Primera de Tesalonicenses 4: 13 - 18

Orlando Antonio Turizo Pinto nació el 9 de mayo 1956, en el hogar formado por Manuel Toribio Turizo García y Doris Genoveva Griego Pinto.

Siete hermanos conformaban con él, su grupo familiar: Tulio Francisco, Evelis Miladis, Eucaris, Emarilis Laudit, Edetzy Josefina, Roosevelt Nemecio y Elenis Isabel Turizo Pinto.

Nació en el corregimiento de Matitas. Sus estudios secundarios los realizó en el Liceo Nacional Almirante Padilla, de Riohacha, ciudad donde fijó su residencia.

Seis hijas son su legado familiar, una de ellas, le antecedió en la partida a la Casa Celestial.

Prestó sus sevicios durante muchos años en la empresa carbonífera Cerrejón la cual, debido a un accidente laboral ocurrido el 29 de diciembre de 2015, decidió entregarle su respectiva pensión.

Gozaba del cariño, respeto y admiración de sus familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y una excelente reputación laboral, debido a sus condiciones humanas, entre las cuales se destacaban la honestidad, la solidaridad, la amistad y una admirable capacidad de servicio, la cual se hizo manifiesta en las actividades que se desarroban en el seno de la Iglesia 'San Rafael', donde formaba parte de la Congregación del Sagrado Corazón De Jesús.

Cinco nietos adornaron sus últimos años, haciendo más feliz su tránsito terrenal, al lado de su compañera, Leyla García Viecco.

El 22 de abril de 2024, atendió el llamado del Creador, cuando se encontraba en su residencia, gozando de la compañía y afecto de su familia.

Su partida fue tranquila, sin desasosiego, en paz con el Señor, tal como lo fue su vida. Las personas que tuvimos el agrado de compartir con él momentos de tristeza y alegría, lo recordamos como un buen hombre, un hombre que supo afrontar con valentía su nueva situación física y emocional, siempre centrado en el Infinito Amor y en la Infinita Misericordia de Dios.

Orlando fue un hombre lleno de ese Amor, de esa Misericordia y la Fe en el Creador, virtudes que demostraba dirariamente al compartir sus mensajes de edificación y esperanza, siempre agradeciendo por un nuevo día de vida y seguro que cada día, sería mejor que el anterior. 

Orlando ya no está con nosotros en el plano material, pero su esencia impregna cada rincón de su hogar y cada sitio que frecuentó. También está en el corazón de su señora madre, de sus hermanas, de sus hermanos, de su compañera de vida, de sus hijos, de sus sobrinos y de todos sus familiares, a los cuales llenó con su amor. 

Orlando ahora está en un lugar tranquilo, donde no se conocen la tristeza ni el dolor, porque su espíritu goza de la presencia del Todopoderoso, del Dios Uno y Trino, al cual adoran, alaban y glorifican Mamita María y su Coro de Ángeles, Arcángeles, Serafines y Querubines por los ifinitos Siglos de los Siglos y por toda la Eternidad. 

En esta fecha luctuosa renovamos nuestra solidaridad con su familia, en especial con Beva, sus hijos, hermanas, hermanos, nietos y con Nené, esa dama con la cual compartió su vida, hasta que el llamado de Dios los separó.

Vida Eterna a su Alma, en el Nombre del Dueño De La vida y Padre Del Amor.