¿Sabe Usted Qué Factores Originan las Adicciones?
'El iceberg de las adicciones': ¿qué hay detrás de estas conductas?
¿Qué hay detrás de las adicciones?
Las adicciones representan un trastorno mental caracterizado por un patrón desadaptativo de funcionamiento, debido a que la persona afectada consume una droga que ocasiona deterioro o malestar significativo en diferentes áreas de su vida.
Se conoce como droga a toda sustancia que modifica las funciones del organismo, tanto a nivel físico como mental. Así, una droga puede pasar de forma rápida al torrente sanguíneo, llegar al cerebro y alterar la conducta del consumidor. Cuando alguien se inicia en el uso de una droga, los efectos obtenidos son generalmente placenteros. Es por ello que, con frecuencia, ese primer acercamiento va seguido de más consumos que favorecen el desarrollo de la adicción, con todas las consecuencias a medio y largo plazo que eso supone.
Aunque por desgracia representan un problema de salud muy extendido, lo cierto es que aún hay un gran desconocimiento sobre las adicciones en la población general. Más allá de la conducta observable, las adicciones esconden problemas subyacentes más profundos. Para poder entenderlas, debemos imaginarlas como una especie de iceberg, siendo la punta aquello que vemos en una persona adicta a las drogas: mentiras, aislamiento, ausencia de responsabilidad, comportamientos autodestructivos, daño a los seres queridos…
Sin embargo, debajo de todo eso hay una parte que no se ve tan fácilmente y que constituye la auténtica raíz del problema. En esa parte oculta del iceberg podemos encontrar mucho dolor emocional derivado de experiencias traumáticas, pérdidas y carencias, muchas veces originadas en los primeros momentos de la infancia.
Lejos de apresurarnos a etiquetar a estas personas como egoístas, viciosas o irresponsables, debemos tener presente que las adicciones son un síntoma de sufrimiento. Quienes se encuentran atrapados en la espiral de las drogas están recurriendo a ellas como una vía de escape. De esta manera, las sustancias que consumen se convierten en su única estrategia para gestionar el malestar que experimentan. Al drogarse, la persona consigue anestesiar su dolor, escapar de una realidad que no le gusta, evadirse…
Si bien se trata de un mecanismo poco adaptativo, es fundamental aproximarnos al problema desde una posición libre de juicios, entendiendo que quienes desarrollan una adicción no han encontrado otras vías de solución a su sufrimiento. Aunque a corto plazo las drogas permiten obtener bienestar, a medio y largo plazo contribuyen a incrementar el dolor y el sentimiento de incapacidad, hasta el punto de que la identidad de la persona se diluye.
Las drogas arrasan con su esencia y con todas las áreas de su vida, todo termina girando alrededor del deseo de consumir y la manera de saciarlo. En definitiva, la persona se inicia en el consumo voluntariamente buscando escapar de sus dificultades, pero todo el proceso adictivo la convierte en una esclava incapaz de tomar las riendas de la situación.
Todo este camino de deterioro conduce a la persona a una pérdida de identidad profunda. La adicción se convierte en el núcleo de su vida y eso hace que todos sus deseos, anhelos, necesidades objetivos…queden completamente aparcados. La persona olvida quién era antes del consumo y esta misma extrañeza la sienten sus allegados, que no entienden dónde se ha quedado ese amigo, pareja o familiar que habían conocido hasta entonces.
Mitos sobre las adicciones, desmentidos
Como vemos, entender las adicciones requiere dejar de poner el foco en el consumo en sí, tratando de ir al fondo del problema. En este sentido, el desconocimiento general de la población acerca de esta problemática impide muchas veces entender a las personas adictas desde una postura empática y libre de juicios. Por eso, vamos a comentar algunas de las creencias erróneas sobre las adicciones más extendidas en la población.
El consumo de drogas es una elección, por lo que la persona adicta es culpable de su problema:
Esta creencia carece de sentido, pues a priori nadie desearía en absoluto vivir el infierno de una adicción. Las adicciones constituyen un problema grave de salud mental que posee un origen multifactorial, donde influyen variables como la genética, la educación o las vivencias traumáticas.
Las adicciones son propias de aquellas personas de bajo nivel socioeconómico:
De nuevo, esta creencia es errónea. Está muy instaurada la idea de que las personas exitosas laboralmente o con una vida familiar aparentemente estable no pueden desarrollar una adicción. Sin embargo, la realidad es que las adicciones son un problema transversal que toca todos los niveles socioeconómicos. El dinero, el poder o el éxito no impiden que una persona pueda verse sobrepasada o carente de recursos para gestionar su salud mental. Lo que sí es cierto es que aquellas personas de niveles socioeconómicos elevados pueden sentirse aún más bloqueadas a la hora de pedir ayuda.
El consumo de sustancias ejerce cambios a nivel cerebral que pueden llevar al individuo a realizar actos muy reprobables. Estos malos actos pueden tener que ver con mentir, robar, agredir a otras personas...No se trata de justificar sus actos, pero sí de entender que la persona que los realiza no está teniendo el pleno control de lo que hace.
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