'El Papa viene para traer la reconciliación': Monseñor Dieudonne Nzapalainga
La Iglesia católica de la República Centroafricana tiene grandes esperanzas puestas en el viaje del Papa Francisco.
A la visita del Papa Francisco van unidas grandes esperanzas en la República Centroafricana. «El Papa viene para invitar al pueblo a que reconstruya un país en el que haya amor y fraternidad», ha declarado el Arzobispo de la capital Bangui, Monseñor Dieudonne Nzapalainga, en una conversación mantenida con la Fundación Pontificia Internacional «Ayuda a la Iglesia que Sufre».
El Papa Francisco viajará a la República Centroafricana los días 29 y 30 de noviembre. Desde 2013, desde que los rebeldes musulmanes Seleka dieron un golpe de Estado, el país se ve convulsionado por la violencia. «El Papa Francisco se presentó desde un principio como el Papa de los pobres. En la República Centroafricana somos una Iglesia muy pobre; hemos pasado por momentos muy difíciles», continuó diciendo Monseñor Nzapalainga.
Con su venida —prosigue el Arzobispo—, el Papa quiere animar a la población a que continúen por el camino de la reconciliación. «Con sus palabras, así creemos, oímos la voz de Cristo, que nos llama y habla a nuestra conciencia para que confesemos nuestros pecados y los horribles crímenes que han sido cometidos, pues ese es el camino hacia la reconciliación».
Monseñor Nzapalainga describe la situación actual como llena de inquietud. «Es como si estuviéramos sentados sobre ascuas encendidas. Tantas personas tienen todavía armas… Basta una pequeña chispa para que vuelva a encenderse la llama». Sin embargo, Monseñor Nzapalainga no está preocupado por la seguridad del Papa. «Dios es nuestro primer protector. Y el Papa viene en nombre de Cristo. Es deseo del Papa Francisco reunirse con sus hermanos y hermanas y, en cierto modo, compartir su inseguridad. Quiere conocer la realidad en la que viven las personas».
El Arzobispo considera importante la visita para las relaciones entre cristianos y musulmanes. «Con ocasión del viaje del Papa, cristianos y musulmanes se reunirán como hermanos y hermanas. En definitiva, todos creemos a pesar de todo en un Dios. La visita del Papa es una invitación a redescubrir esa fraternidad». El papel de la religión es —prosigue el Arzobispo— unir y no dividir: «en demasiadas ocasiones, se ha usado y abusado de la religión».
La dimensión interreligiosa de la visita ha sido subrayada también por el Obispo de Alindao, Monseñor Cyr-Nestor Yapaupa. «El Papa intentará traernos las paz y unir el país. En este sentido es decisivo el hecho de que visitará tanto la comunidad islámica como la protestante. Hemos invitado a las dos a nuestras celebraciones».
Monseñor Yapaupa visitó recientemente las oficinas romanas de «Ayuda a la Iglesia que Sufre» y subrayó que las dos tareas más importantes para la Iglesia en su país son luchar contra la pobreza y restañar las profundas heridas de la población. «Los grupos Seleka comenzaron su rebelión en nuestra región. 2013 fue un año horrible par nosotros»: en los primeros meses, la alianza de rebeldes se dirigió a la infraestructura de la Iglesia, continúa diciendo el Obispo. Se saquearon sistemáticamente casas parroquiales, centros de salud, instalaciones de Cáritas. Además fueron robados todos los vehículos de la diócesis, incluyendo los que se utilizaban para la atención médica de la población de los pueblos.
«La comunidad cristiana ha sufrido mucho porque muchos párrocos se han visto obligados a abandonar sus parroquias. Como los rebeldes lo habían robado todo, no tenían ya nada para vivir», declaró el Obispo. También con el apoyo de «Ayuda a la Iglesia que Sufre» —sigue diciendo el Obispo— se pudieron reparar últimamente al menos las puertas de entrada a las casas parroquiales.
En 2014 mejoró la situación, según subraya Monseñor Ypaupa. Debido a la llegada de tropas internacionales, los rebeldes abandonaron la capital, Bangui; pero en su diócesis los Seleka se quedaron. «Por el momento están solo presentes en determinadas regiones; pero actualmente se están reuniendo diferentes grupos de rebeldes, que quieren dirigirse nuevamente hacia la capital. Poseen muchas armas por lo que siguen siendo muy peligrosos».
La presencia de los hombres de Seleka —prosigue diciendo el Obispo— desanima a muchos cristianos a volver a sus casas, que abandonaron en 2013. «Solo tenemos tres médicos para 273.000 habitantes. También los profesores tienen miedo a volver». Pero a pesar de las grandes dificultades, la Iglesia continúa ayudando a la población. Según el Obispo, las siete escuelas católicas de Alindao son las únicas que se han mantenido abiertas durante los tres años de la crisis. Ahora, el objetivo del Obispo es recomponer los servicios médicos móviles para ayudar a las personas en los pueblos.
«En el futuro deseamos fundar también un centro de acogida. Además de la pobreza se trata de curar las profundas heridas que los dramáticos acontecimientos han causado a la población. Muchos han perdido a seres queridos; se precisará mucho tiempo para curar esas heridas».
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