Carta de un padre de familia indignado por el crimen de Yuliana
Por: Columnista Invitado diciembre 5, 2016
¿Llegó la hora de pensar en la pena de muerte?
Por: Mauricio CƔrdenas, periodista de KienyKe.com
Es imposible que este texto no empiece con sentimientos de rabia y dolor. Es imposible aguantar las lÔgrimas, asà como también es imposible dejar de pensar en mi hija, de cuatro años, mientras voy golpeando con indignación el teclado.
Aunque no me puedo quitar la envestidura de periodista, asĆ como el mĆ©dico nunca deja de ser mĆ©dico, quiero aclarar que estas lĆneas las escribo sin la rigurosidad de mi profesión, con la que tengo que ser cauto, esperar la versión oficial, respetar a los victimarios y enviar el mensaje sin que en Ć©l estĆ© implĆcita mi opinión personal. Es triste levantarse, prender el televisor y ver en la pantalla a un humilde hombre, padre de familia, explicĆ”ndole a un periodista, como yo, cómo un sujeto raptó a su hija de siete aƱos, 24 horas antes, mientras que en el baner del noticiero estĆ” escrito en letras mayĆŗsculas “ESTUPOR POR ASESINATO DE NIĆA DE 7 AĆOS”. Mi hija, repito, tiene 4 y dormĆa plĆ”cidamente a mi lado. No evitĆ© darle un beso en la frente mientras pensaba en la pequeƱa e inocente Yuliana Andrea, como se llama la victima de hoy.
Como muchos padres habrƔn hecho despuƩs de conocer la noticia de la muerte de Yuliana Andrea, agradecer a Dios, al cielo o a sus santos el bienestar de sus hijos e hijas, yo, que no soy un religioso ejemplar, tambiƩn lo hice y tracƩ en mi mente un mapa de amenazas con las que mis hijos pueden estar conviviendo mientras no estoy a su lado.
El agresor estĆ” bajo custodia; siguiendo las reglas periodĆsticas, aĆŗn es presunto, pero todas las pistas, versiones y pruebas apuntan a que el reconocido (porque tiene dinero y hace parte de una familia prestante) arquitecto Rafael Uribe Noguera fue quien se llevó, violó y asesinó a la pequeƱa hija de una familia que llegó a BogotĆ” desde el Cauca hace cuatro aƱos.
Creo y estoy convencido de que nadie deberĆa quitarle la vida a otra persona, pero tambiĆ©n creo que en un paĆs tan violento, corrupto y desigual como lo es Colombia, las penas privativas de la libertad por la comisión de algunos delitos deberĆan ser muchĆsimo mĆ”s severas. Hasta la pena de muerte deberĆa existir.
Mientras en Colombia se crea el ambiente necesario para discutir la posibilidad de la pena de muerte para delitos graves, es hora de que el Congreso estudie la cadena perpetua para violadores y asesinos de menores de edad, asĆ como es hora de que los corruptos, sean polĆticos, empresarios, contratistas, que se roban el dinero del pueblo paguen severamente sus culpas.
Otra opinión muy personal: A personas como Rafael Uribe, si son culpables de lo acusado, deberĆan aplicarles la pena de muerte, no encarcelarlos, un hombre de esta calaƱa, como muchos mĆ”s, no deberĆa respirar el mismo aire que respiraron en algĆŗn momento sus inocentes vĆctimas. Los impuestos de los colombianos de bien no deberĆan ser utilizados para darle techo y comida a un hombre que hizo lo que este desgraciado le hizo a Yuliana Andrea Samboni MuƱoz. Paz en su tumba.
Es imposible que este texto no empiece con sentimientos de rabia y dolor. Es imposible aguantar las lÔgrimas, asà como también es imposible dejar de pensar en mi hija, de cuatro años, mientras voy golpeando con indignación el teclado.
Aunque no me puedo quitar la envestidura de periodista, asĆ como el mĆ©dico nunca deja de ser mĆ©dico, quiero aclarar que estas lĆneas las escribo sin la rigurosidad de mi profesión, con la que tengo que ser cauto, esperar la versión oficial, respetar a los victimarios y enviar el mensaje sin que en Ć©l estĆ© implĆcita mi opinión personal. Es triste levantarse, prender el televisor y ver en la pantalla a un humilde hombre, padre de familia, explicĆ”ndole a un periodista, como yo, cómo un sujeto raptó a su hija de siete aƱos, 24 horas antes, mientras que en el baner del noticiero estĆ” escrito en letras mayĆŗsculas “ESTUPOR POR ASESINATO DE NIĆA DE 7 AĆOS”. Mi hija, repito, tiene 4 y dormĆa plĆ”cidamente a mi lado. No evitĆ© darle un beso en la frente mientras pensaba en la pequeƱa e inocente Yuliana Andrea, como se llama la victima de hoy.
Como muchos padres habrƔn hecho despuƩs de conocer la noticia de la muerte de Yuliana Andrea, agradecer a Dios, al cielo o a sus santos el bienestar de sus hijos e hijas, yo, que no soy un religioso ejemplar, tambiƩn lo hice y tracƩ en mi mente un mapa de amenazas con las que mis hijos pueden estar conviviendo mientras no estoy a su lado.
El agresor estĆ” bajo custodia; siguiendo las reglas periodĆsticas, aĆŗn es presunto, pero todas las pistas, versiones y pruebas apuntan a que el reconocido (porque tiene dinero y hace parte de una familia prestante) arquitecto Rafael Uribe Noguera fue quien se llevó, violó y asesinó a la pequeƱa hija de una familia que llegó a BogotĆ” desde el Cauca hace cuatro aƱos.
Creo y estoy convencido de que nadie deberĆa quitarle la vida a otra persona, pero tambiĆ©n creo que en un paĆs tan violento, corrupto y desigual como lo es Colombia, las penas privativas de la libertad por la comisión de algunos delitos deberĆan ser muchĆsimo mĆ”s severas. Hasta la pena de muerte deberĆa existir.
Mientras en Colombia se crea el ambiente necesario para discutir la posibilidad de la pena de muerte para delitos graves, es hora de que el Congreso estudie la cadena perpetua para violadores y asesinos de menores de edad, asĆ como es hora de que los corruptos, sean polĆticos, empresarios, contratistas, que se roban el dinero del pueblo paguen severamente sus culpas.
Otra opinión muy personal: A personas como Rafael Uribe, si son culpables de lo acusado, deberĆan aplicarles la pena de muerte, no encarcelarlos, un hombre de esta calaƱa, como muchos mĆ”s, no deberĆa respirar el mismo aire que respiraron en algĆŗn momento sus inocentes vĆctimas. Los impuestos de los colombianos de bien no deberĆan ser utilizados para darle techo y comida a un hombre que hizo lo que este desgraciado le hizo a Yuliana Andrea Samboni MuƱoz. Paz en su tumba.
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