Habla el carcelero de Rafael Uribe Noguera


Por:  enero 27, 2017

Un padre de familia que debe proteger al asesino de Yuliana Andrea SambonĆ­




“Desde que vi a Rafael Uribe Noguera he tenido mucha rabia. Con la gran mayorĆ­a de compaƱeros quisimos darle una paliza de bienvenida, pero no se pudo, no nos dejaron. Incluso, apenas llegó, le pusieron tres auxiliares para custodiarlo”.
Muy seguro de cada una de sus palabras, *Daniel, joven dragoneante del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), describe para Kienyke.com cómo es el dĆ­a a dĆ­a en la cĆ”rcel La Picota de BogotĆ” con el confeso asesino y violador de Yuliana SambonĆ­.
*Daniel, quien ha sido carcelero de ladrones, guerrilleros, paramilitares, homicidas y otros delincuentes de alta peligrosidad, confiesa que el caso del arquitecto de 38 aƱos lo ha golpeado mĆ”s que cualquier otro; no solo por el ‘boom‘ que le ha dado la opinión pĆŗblica en Colombia, sino tambiĆ©n porque es padre de una niƱa de casi cinco aƱos, una “princesa” que lo espera para jugar una vez cumple el turno de 24 horas en el centro carcelario.


“Estoy ofendido por el caso porque no se sabe quĆ© tan lejos pueda llegar este animal. Hasta los internos le querĆ­an hacer algo, lo juro. Si no fuera porque les aumentarĆ­an la condena, los extraditables, narcotraficantes y otros delincuentes con poder que estĆ”n en el patio al que llegó primero, lo pican con un cortaúñas“.
Es inevitable que el dragoneante piense en su hija al hablar del aberrante crimen de Yuliana SambonĆ­. Sin embargo, en su caso debe primar la “razón sobre el corazón”, como dice Ć©l mismo.
“Obviamente quisiĆ©ramos hacer algo, zamparle 10.000 cachetadas, pero claro que no lo podemos hacer, tenemos que salvaguardar la vida de los internos. Si a Ć©l le pasa algo, el problema recae sobre nosotros, no sobre el Inpec“.

Rafael Uribe Noguera, uno mƔs en La Picota

Desde que Rafael Uribe Noguera llegó a La Picota, el 7 de diciembre de 2016, Daniel y los demĆ”s guardias tienen como prioridad su integridad y seguridad.
Al llegar fue instalado en un pabellón de mĆ”xima seguridad y luego fue aislado de los demĆ”s internos por la magnitud de sus delitos. De la comodidad de su apartamento en el edificio Equus 64 en el exclusivo sector de Chapinero Alto, ‘Rafico’, como lo llaman sus familiares y amigos, pasó al confinamiento en una celda de 3 x 2 metros que solo cuenta con una colchoneta sencilla, una cobija, los productos bĆ”sicos de aseo y los servicios de luz y agua.
Nadie le da los buenos dĆ­as ni las buenas noches, nadie sabe quĆ© puede estar sintiendo o pensando el hombre que se convirtió, en cuestión de horas, en uno de los abusadores de menores mĆ”s odiados. Solo el carcelero de turno puede atravesar una larga fila de pasillos, puertas y rejas para vigilarlo, llevarle la comida y sacarlo a que reciba el sol una hora cada dĆ­a.
“Para llegar allĆ” hay que pedir permiso, pasar un montón de cĆ”maras y rejas”, explica *Daniel en el diĆ”logo con este medio.


Pese a que dos guardias deben estar pendientes de Uribe Noguera durante el dĆ­a, y uno durante toda la noche, ellos prefieren evitar todo tipo de contacto con Ć©l. *Daniel  y sus compaƱeros quieren evitar que Uribe Noguera los denuncie por cualquier cosa y busque obtener beneficios judiciales, por eso los trabajadores del Inpec tienen un minucioso protocolo, que va desde la vigilancia de la celda cada media hora, hasta la grabación de los alimentos que consume.
“Con Rafael Uribe Noguera el contacto es visual, no existe el contacto fĆ­sico ni verbal. Tratamos de evitar cualquier roce o disgusto para que no tenga pie para decir ‘me estĆ”n maltratando o torturando’ y tenga la idea de pedir alguna ventaja como la casa por cĆ”rcel”.
Por eso mismo es que los dragoneantes graban en video la comida que le llevan, desde que la sirven hasta que la entregan. Una vez en la celda, Ć©l puede escoger entre varios platos para que “no diga que lo envenenaron y con el fin de no darle oportunidad de que arremeta contra nosotros”, comenta *Daniel.
SegĆŗn el testimonio de este guarda del Inpec, el asesino confeso de Yuliana SambonĆ­, no tiene privilegios en prisión. Debe comer el mismo menĆŗ de los demĆ”s presos y cuenta con los mismos derechos: puede recibir visitas y encomiendas, puede tener un abogado y puede recibir atención mĆ©dica cuando lo requiera, aclara *Daniel en diĆ”logo con KienyKe.com.
Dos horas antes de ingresar a su extenso turno y sin saber si este día deba cuidarlo, Daniel alarga las palabras y con satisfacción aclara que Uribe Noguera es uno mÔs.
“La gente dice que por tener modos, plata y poder puede manejar la situación, pero crĆ©eme que aquĆ­ (en La Picota) asĆ­ tenga todo, no vale y la familia tampoco puede intervenir. Pueden pensar que nos estĆ” dando plata por algo, pero con Ć©l hay que tener mĆ”s cuidado para no cometer errores que lo beneficien”.
Igual que millones de colombianos, *Daniel espera la mĆ”xima condena (60 aƱos) para Rafael Uribe Noguera. Aunque acepta que debe “ser muy profesional y objetivo” para no explotar con todo lo que sucede en un centro carcelario, la rabia y el odio persisten en su mente al referirse a este caso. No puede detonar. Debe controlarse.
Para *Daniel, el confeso asesino de Yuliana se suma a los dos protagonistas de los actos mĆ”s atroces y espeluznantes que han pasado durante su labor en La Picota: Fredy Valencia, quien asesinó a mĆ”s de 12 mujeres y se le conoce como ‘Monstruo de Monserrate’ y Javier Velasco, responsable del brutal ataque contra Rosa Elvira Cely.
Mientras el violador y asesino de Yuliana Samboní pasa sus días en la soledad y el encierro, el país estÔ a la expectativa. Como el pasado once de enero aceptó los cargos de feminicidio agravado, acceso carnal violento y secuestro agravado ante el juez 35 de conocimiento de BogotÔ, ya no habrÔ juicio. El fallo se conocerÔ el próximo 29 de marzo.
Catalina y Francisco Uribe Noguera, hermanos del acusado, fueron seƱalados por su parte de favorecimiento de secuestro en el crimen. De acuerdo con la FiscalĆ­a, que pidió que no se les permita salir del paĆ­s, ellos ayudaron a evitar la acción de la autoridad, omitiendo la información conocida por los miembros del Gaula para que dieran con el paradero de Rafael y la camioneta” donde fue secuestrada la niƱa, por lo que seguirĆ”n vinculados al proceso.   

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