Premonición de Muerte

Hernando René Urrea Acosta y Alba Lux Tamayo vivieron premonitoriamente su trágica partida

En la Pluma del Periodista Marcos Antonio Barros Pinedo


 Marcos Antonio Barros Pinedo
El apartamento 401 del edificio 'Asdrúbal Pimienta', el Mar Caribe, las palmeras, la brisa, el sol guajiro y las playas de Riohacha se unieron para llorar de una forma sobrenatural y anticipadamente, la muerte de Hernando René Urrea y su esposa, Alba Lux Tamayo de Urrea.

Estos son los recuerdos de una joven pareja a quienes la muerte sorprendió en un avión DC- 6, de la Fuerza Aérea Colombiana (Fac).

Cuando por un remoto 16 de julio de 1985, los riohacheros celebrábamos la tradicional fiesta de la Virgen del Carmen, sucedió algo que se podría catalogar como 'extraterrenal', en el seno del importante hogar, que en vida conformaron los abogados Hernando René Urrea Acosta y Alba Lux Tamayo.

Por aquellos días en razón de nuestra labor periodística, concertamos para el periódico 'El Nuevo', dirigido por el periodista y escritor Carlos Herrera Fernández (QEPD), una entrevista con Hernando René Urrea Acosta, teniendo como punto de referencia su exaltación a la presidencia de la División Aficionadas del Fútbol Colombiano, (Difutbol).

Para la época el joven matrimonio tenía localizada su residencia en el apartamento 401 del edificio 'Asdrúbal Pimienta', ubicado en la calle quinta con carrera siete del Distrito de Riohacha.
Para cumplir el acordado compromiso, nos dirigimos muy temprano al lugar convenido, donde fuimos acogidos con la mayor cordialidad por los anfitriones, Hernando René y Alba Lux.

Aún puedo recordar cómo antes de iniciar la entrevista periodística, Alba Lux, haciendo gala de su natural amabilidad, se dirigió a la cocina con la pretensión de brindarnos un tinto, propósito que no logró, pues el conjunto de cristal se desprendió de sus manos, cayendo y destrozándose estrepitosamente contra el piso.

La abogada quedó pálida. Fue tal el nerviosismo, que su esposo al verla en tal estado, debió tranquilizarla con besos y caricias, haciéndole ingerir también un vaso con agua.

Lo sorprendente es que minutos después, Hernando René Urrea Acosta, también se puso nervioso e intempestivamente se paró de la silla que ocupaba. Se dirigió hacia la ventana a divisar el panorama que a esa hora de la mañana, presentaba un sector céntrico de la legendaria e histórica capital del departamento de La Guajira.

Lo cierto es que cuando Hernando René asumió tal actitud estaba un poco ido de la realidad y, por un momento, estuvo tentado a cancelar la entrevista pre-acordada. No se consideraba a tono para responder mis interrogantes periodísticos, pero como hombre inteligente y responsable, logró su recuperación anímica y ante nuestra insistencia, asumió el papel de entrevistado, que le correspondía en aquella oportunidad.

Una vez finalizada la entrevista con Hernando René Urrea Acosta, su esposa Alba Lux Tamayo, quien hasta ese momento había permanecido al margen, en el papel de espectadora, quiso brindarme un jugo de zapote, lo que no alcanzó a lograr, pues igual que con la taza de tinto, el vaso con el refresco cayó de sus manos, se estrelló contra el piso, produciendo gran estruendo en el apartamento.

Nuevamente quedó Alba Lux afectada por la impresión y con visible muestra de nerviosismo exclamó: ¡Dios mío ! ¿Qué es lo que me pasa...Por qué las veces que he intentado brindarle algo a Marcos, todo se me cae de las manos?

Acto seguido, Hernando René la tomó nuevamente en sus brazos y le dijo: "Tranquilízate Alba Lux. Olvida lo sucedido. Ahora nos vamos para la playa a disipar, a compartir un buen momento y darnos un baño en el Mar Caribe".

"¿Nos acompaña, Marcos?", preguntó el abogado.
"Para mí sería un inmenso honor poder acompañarlos", respondí.

Salimos del apartamento rumbo a la playa, donde nos ubicamos a escasos metros del muelle turístico. Hernando René sacó de un pequeño maletín una botella de Old Parr y una grabadora de regular tamaño, la cual puso a funcionar con una canción cuya letra es de Hernando Marín Lacouture, interpretada por Juancho Rois y Diomedes Díaz, titulada 'Lluvia de Verano'.

Sirvió tres tragos del escocés y alzando su vaso como queriendo alcanzar el firmamento, en tono alegre y eufórico exclamó: "Alba Lux, Marcos brindemos por el futuro de La Guajira y de la División Aficionada del Fútbol Colombiano, Difutbol".

Después de consumir el trago de Old Parr, el sol se ocultó de manera sorpresiva; las palmeras y sus cocoteros comenzaron a moverse violentamente, bajo la influencia de la fuerte brisa marina, mientras que el mar se tornaba furioso, como en presagio de que algo funesto y grave iba a suceder.

Los fenómenos que se desarrollaron y quedaron descritos atrás, no fueron percibidos en su verdadera dimensión. Al calor de los whiskies habíamos orientado nuestra conversación al tema de la elección de Hernando René Urrea Acosta como máximo dirigente del fútbol aficionado en Colombia y su próximo viaje, -acompañado de Alba Lux-, a la ciudad de 'Ramón  Castilla',  la República del Perú, como participante de una Delegación Deportiva y de Integración Binacional.

Es destacable otro hecho sorprendente: cuando mediaban las 2:00 de la tarde y los jóvenes esposos se disponían a tomar un baño en el mar, surgió una fuerte marejada, alcanzando las olas embravecidas una altura hasta de cuatro metros, lo que obligó a la pareja de abogados a suspender sus intenciones de sumergirse en el mar, y pensar en regresar tranquilos a su apartamento del edificio 'Asdrúbal Pimienta'.

A las 4:00 de la tarde, libamos los tragos de despedida, pero cuando Hernando René y Alba Lux abandonaron la zona de la playa caribeña, se aplacaron las olas. El sol retornó radiante y terminó el vaivén de más palmeras y sus cocoteros. La brisa marina que parecía de ultratumba, perdió también su furia.

El 18 de julio de 1985, iniciaron su periplo Hernando René Urrea Acosta y su esposa Alba Lux Tamayo, hacia la ciudad de 'Ramón Castilla', en el Perú, con tránsito por la ciudad de Bogotá, donde al día siguiente abordaron el avión DC-6 HK-1469, de la Fuerza Aérea Colombiana.

Presidían una delegación de más de 100 deportistas, practicantes del Fútbol, Atletismo,  Básquetbol y Ciclismo, que participarán en la Jornada de Integración Deportiva Binacional de la que antes se habló y la que se desarrolló dentro de un marco de cordialidad colombo -peruana.
                 
Tragedia y Muertos 

El 24 de julio de 1985, en horas de la tarde, la Delegación Deportiva colombiana emprendió el viaje de regreso a la ciudad de Bogotá, en el mismo avión que los había transportado al Perú.

Cuando la nave sobrevolaba las selvas del Amazonas en territorio colombiano, el sistema mecánico comenzó a presentar fallas que los pilotos no lograron controlar, precipitándose a tierra con su carga humana, envuelto en llamas y llevándose a la eternidad a más de 100 vidas valiosas, entre ellas la de Hernando René Urrea Acosta y su dignísima esposa Alba Lux Tamayo de Urrea.

Como era de suponer, la noticia del siniestro fue difundida de inmediato por todas las cadenas radiales y televisivas del país. Las víctimas eran de diferentes ciudades de Colombia.

Lo cierto es que este avión de la Fuerza Aérea Colombiana al precipitarse a tierra envuelto en llamas, en fracciones de segundos se llevó consigo las ilusiones y el valor intelectual de un profesional del Derecho de grandes kilates y extraordinarias proyecciones, quien se había fijado como meta en su vida, la de llegar a la presidencia de la Federación Colombiana de Fútbol.

       Recogieron sus últimos pasos

Al parodiar a nuestros abuelos, es preciso decir que la pareja Urrea Tamayo recogió ese día sus últimos pasos en el apartamento donde vivían en la ciudad de Riohacha.

Puedo recordar con meridiana claridad, que siendo las 2:00 de la tarde del 24 de julio de 1985, mientras caminaba por la calle quinta con la carrera séptima, pude ver a Hernando René, luciendo un traje blanco completo, con corbata roja y a Alba Lux, la vi engalanada con una falda roja y blusa blanca. La pareja accedía precipitadamente al edificio 'Asdrúbal Pimienta', donde residían.

Ante mi sorpresa por la forma casi desesperada como entraban, y al observar sus miradas, no pude menos que formularme el siguiente interrogante: ¿será que el doctor Hernando René y la doctora Alba Lux regresaron de su viaje al Perú?

La inquietud y la incertidumbre me obligaron a subir el edificio y llegar al cuarto piso con el propósito de darle la bienvenida y saludar a los esposos. Llamé de manera insistente la atención, tocando la puerta del apartamento 401. Nadie contestó mis requerimientos.

Solo escuché la melodía 'Lluvia de Verano', la misma que sonó en la grabadora, cuando departimos con Hernando René y Alba Lux en las playas de Riohacha, aquel 16 de julio de 1985, bajo el incentivo de unos buenos tragos de Old Parr.

Finalizada la melodía, hice un nuevo intento por hacerme notar, con el mismo resultado que en la anterior oportunidad. Tal circunstancia me obligó a abandonar el edificio, convencido de que los jóvenes abogados habían realizado un viaje largo y agotador, y por lo tanto, lo mejor que podrían hacer, era darse un merecido descanso.

Con la tranquilidad que nace de la ignorancia de los hechos aciagos, me encontraba en mi residencia de la calle segunda con carrera segunda muy cerca al Mar Caribe el día 24 de julio de 1.985, cuando a esos de las 6:00 de la tarde, como es mi costumbre, encendí mi radio transistor y cual sería mi sorpresa cuando escuché la infausta noticia de la muerte de Hernando René Urrea Acosta y su esposa Alba Lux Tamayo de Urrea, difundida por la Cadena Radial Caracol.

¡No podía creer lo que escuchaba!  Lo anterior, teniendo en cuenta que los había visto horas antes, subir su apartamento en el edificio 'Asdrúbal Pimienta', pero debí aceptar la realidad, cuando minutos más tarde la misma Cadena Caracol, confirmó el hecho fatal.

Por la admiración y el gran respeto que les profesaba, me invadió la tristeza. Me sobrevino un fuerte dolor de cabeza, que solo pude combatir con una limonada bien caliente y una cápsula de Acetaminofén.

¿Quién era Hernando René Urrea Acosta?

El siempre recordado presidente de la División Aficionada del Fútbol Colombiano había nacido en la ciudad de Maicao, departamento de La Guajira, el 22 de febrero de 1952, en el hogar formado por Héctor Hernando Urrea y Cirila Acosta.

Cursó sus estudios primarios y educación media en las ciudades de Maicao, Santa Marta, Manizales y Marinilla (Antioquia), en donde terminó su ciclo de bachillerato.

Obtuvo su título de abogado en la Universidad Latinoaméricana de Medellín y su tesis de grado titulada 'Legislación Laboral del Indígena en Colombia', fue laureada por dicho centro de educación superior del departamento de Antioquia.

Durante su preparación profesional, logró las siguientes especializaciones:
Derecho Comparado Internacional Público, Universidad de París II; Lengua y Civilización Francesa, Universidad de París IV (Antigua Sorbona). Las anotadas especializaciones las hizo al lado de su esposa Alba Lux.

Incursionó además como Periodista Profesional , acreditado con la Tarjeta Número 6000 otorgada por el Ministerio de Educación Nacional. Fue fundador y director del periódico 'El Maicaero'.

El Dirigente Deportivo 

El fútbol fue una de las grandes pasiones de Hernando René Urrea Acosta. Siempre mostró su interés por la suerte de la Liga de Fútbol de La Guajira, cuya sede era Riohacha.

También mostró su inconformidad porque el trabajo de la Liga no llegaba de manera contundente al municipio de Maicao, y con base en un trabajo en Bogotá, logró que Coldeportes Nacional interviniera a la Liga de Fútbol de La Guajira, mediante Resolución 001489 del 2 de febrero de 1978.

Más tarde, la División Aficionada del Fútbol Colombiano (Difutbol), expidió una Resolución por medio de la cual conformó una terna provisional para que rigiera los destinos del fútbol guajiro, con sede en el municipio de Maicao.

La terna estuvo conformada por Hernando René Urrea Acosta, Maximiliano Moscote y Hernan Bruges Guerra. Luego se convirtieron en Liga y con la misma sede en Maicao.

Esta Liga reemplazó a la que fue intervenida y que estaba confirmada por Fedérico Serrano Soto, presidente; Manuel Romero Rodríguez, vicepresidente; Marcos Barros Pinedo, secretario General; Raúl Romero Ariza, tesorero; Emiro Gámez y José Gabriel Rosado, vocales.

El trabajo de la Liga de Fútbol de la Guajira en Maicao, fracasó, porque Hernando René Urrea Acosta, viajó a Francia para especializarse en el campo de su profesión.

A su retorno del viejo continente, lo primero que hizo fue dialogar con los dirigentes de Riohacha, para lograr la integración del fútbol guajiro. Enarbolando esta bandera, logró ser elegido presidente de la Liga de Fútbol de La Guajira.

La Presidencia de la Liga de Fútbol de La Guajira la asumió el 28 de octubre de 1983. Y luego de manera inesperada logró su consagración como dirigente deportivo a nivel nacional, al ser elegido presidente de la División Aficionada del Fútbol Colombiano, (Difutbol), el 5 de septiembre de 1984.

Hernando René Urrea Acosta había asistido como delegado de la Liga del departamento de La Guajira, a la Asamblea General de la Difutbol en Bogotá. A pocas horas de la elección del nuevo Comité Ejecutivo, surgió una rebelión en contra del dirigente León Londoño Tamayo, quien fungía como presidente del Comité, y aspiraba a ser reelegido.

Esta rebelión la lideró Hugo Silva, como delegado de la Liga del departamento del Valle del Cauca, quien a la vez postuló al dirigente guajiro, el cual destronó al veterano León Londoño Tamayo. Hernando René Urrea Acosta asumió el cargo de máximo dirigente del Fútbol Aficionado en Colombia, el 3 de octubre de 1984.

Es menester asegurar que las proyecciones de Hernando René Urrea Acosta fueron demasiados elevadas y estuvieron mucho más allá, del sentir de su Guajira.

Todavía recordamos sus palabras cuando en una entrevista que le hicimos para el periódico 'El Nuevo' y le preguntamos sobre la importancia de su elección como presidente de la Difutbol, siendo un modesto dirigente deportivo de provincia y esto nos respondió:

"Más que el orgullo de ser hoy el máximo dirigente del fútbol aficionado de Colombia, con todo el poder que ello genera a todos los niveles, me estimula el hecho que un hombre nacido en el departamento de La Guajira, haya sido destinado a manejar la más grande entidad deportiva de nuestro país. 

Es la oportunidad que tiene La Guajira, en cabeza de uno de sus hijos, para decirle y demostrar al país que aquí existe gente capaz, que no solamente se encuentran silvestres los defectos que la gran prensa amarilla del interior del país, le endilga a nuestros coterráneos. 

Creo que nos llegó nuestro cuarto de hora. Además pienso en otro aspecto, que lo más importante no es el haber llegado a la Presidencia de la Difutbol, sino sostenerme con altura, disciplina moral y mental  y, -desde luego-, el trabajo que se debe realizar resulte a la altura de las circunstancias".

Mala Pasada Del Destino

Al analizar las especiales circunstancias que rodearon las vidas de Hernando René Urrea Acosta y su dignísima esposa, Alba Lux, creo no equivocarme al decir que el destino muy temprano, les jugó una mala pasada.

Esa mala pasada estoy seguro también que le impidió llegar a la Presidencia de la Federación Colombiana de Fútbol, la cuál era su meta para el futuro.

Debemos asegurar además, que con excepción del Estadio de Fútbol que lleva el nombre de Hernando René Urrea Acosta, los gobiernos del municipio de Maicao, no han sabido honrar su memoria en la dimensión que ello merece.

Es porque la mayoría de los maicaeros todavía no se percatan que perdieron a uno de sus más grandes valores humanos, el que aún después de muerto, se sigue recordando como uno de los más importantes dirigentes deportivos que ha parido esta región de nuestra gloriosa patria colombiana.

Premonición de Muerte

Por último, no nos queda la menor duda que las embravecidas olas del Mar Caribe, el fuerte vaivén de las palmeras y sus cocoteros en las playas de Riohacha, fueron premonitorias aquel 16 de julio de 1985, sobre la muerte de esta joven pareja de abogados, que se estaban proyectando por el sendero de las grandes realizaciones.

Desafortunadamente, y apegándonos a aquella frase que dice: "El destino es un punto de llegada inevitable, en la marcha misteriosa de la vida", sólo atino a decir que el destino de Hernando René Urrea Acosta y de Alba Lux Tamayo de Urrea, nuestro Dios Todopoderoso, se los marcó para que murieran en las selvas impenetrables de la Amazonia colombiana.

¡Cómo se pasa de rápido el tiempo... Qué importante es recordar. Y... Pare de Contar!

Título Original: 'Hernando René Urrea Acosta y Alba Lux Tamayo vivieron premonitoriamente su trágica partida'



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