Erase una vez ... 'La Pobre Viejecita'


Los hechos que nos sirvieron para contextualizar esta narración, fueron narrados por Eduardo José Castro Rodríguez, de la Casa Periodística 'Guajira Gráfica'.

La protagonista de esta 'triste historia' comentó a través de una carta enviada a Eduardo Castro Rodríguez, que se encontraba sin recursos para solventar su situación durante el Aislamiento Preventivo Obligatorio, decretado por el Gobierno Nacional, por la pandemia del Covid-19.

También aseguró que tenía un hijo 'en condiciones de discapacidad', por lo cual solicitó al conductor del programa en vivo que realiza 'Guajira Gráfica', utilizando la tecnología de Facebook, para convocar la solidaridad de algunas personas que se conectan al espacio virtual, y de esta manera, tener la provisión de alimentos necesaria para 'soportar la Cuarentena'.

Eduardo José Castro Rodríguez, del Grupo Periodístico 'Guajira Gráfica', movido por la supuesta necesidad de la mujer, -identificada como Liliana García-, hizo un llamado a través del mencionado espacio virtual, para obtener la ayuda requerida.

El llamado surtió el efecto deseado, pues un sacerdote residente en Pasto, que a esa hora estaba conectado al programa en vivo, conmovido ante la situación que viven muchas personas actualmente en el país, autorizó desde su lugar de origen, que se entregara en Riohacha, la ayuda a la persona necesitada.

El único requisito del religioso, era hacer la entrega en vivo, para constatar que la ayuda sería entregada a la persona destinada.

Según relató Castro Rodríguez, la beneficiaria se negó rotundamente a 'dar la cara' en el programa, pero teniendo en cuenta que era indispensable hacerlo, accedió a recibir 'en vivo', la tan anhelada ayuda.

Después de hacerlo, se arrepintió al saber que su imagen circularía a través de las redes y su engaño quedaría al descubierto, pués tenía la certeza que la emisión del programa se convertiría en una evidencia ante las personas que la conocen de cerca, y por ende saben de su real situación económica.

Entonces, con esta serie de factores en su contra, la protagonista de esta 'triste historia', solicita a Eduardo Castro Rodríguez que por favor, 'baje el video' de su página de Facebook.

Eduardo José Castro Rodríguez
Eduardo Castro se niega a realizar la acción solicitada, y al recibir una serie de mensajes de audio donde la señora García le indica que no es conveniente que la vean en el programa de 'Guajira Gráfica' en su página de Facebook, porque de inmediato sus vecinos la reconocerían y se le caería la mentira.

Al escuchar estos audios, Castro le hace un llamado para que entregue la ayuda recibida y donarlo a otra persona realmente necesitada, de acuerdo a lo acordado con el sacerdote de Pasto, que patrocina la obra humanitaria. 

Liliana  García acepta, y fue así cómo el propio Eduardo Castro
procede a buscar lo acordado.

Con esta idea en mente, se dirige a la residencia de Liliana García, y cuál no sería su sorpresa cuando solicita la devolución, y  'el hijo discapacitado' de la protagonista de este relato, amenazó con agredirlo, si insistía en llevarse 'los productos regalados'.

Entonces queda claro ante sus ojos que la 'triste historia' que él dio a conocer a través de las redes sociales, ahora se convirtió en una 'película de terror', con el 'valor agregado' de la violencia de la cual hicieron gala, madre e hijo. 

Cae el telón, y ahora la 'triste historia'  da paso al clásico cuento de 'La Pobre Viejecita', pués los audios que aún conserva, son la prueba irrefutable que la señora García es propìetaria de varias viviendas, arrienda habitaciones a migrantes venezolanos, presta dinero al interés y dispone de una serie de recursos económicos, que muchos desearían tener.

'La Pobre Viejecita' reconoció que ella no necesita la ayuda otorgada, pero insiste en que 'bajen el video de las redes', porque, -según sus propias palabras-, 'sus vecinas del Barrio Camilo Torres, la tienen boleteada' y recriminan sus acciones, porque realmente no lo necesitaba, quitándole la oportunidad a muchas personas que carecen del sustento para ellos y sus familias.

Faltando a lo prometido, Liliana García no devolvió la ayuda humanitaria, dejando al descubierto que no sólo mintió sobre su situación económica, sino que, con su actitud impide que lo que a ella le sobra, a otros le falte.

No siempre 'las personas necesitadas', lo son en realidad. Detrás 'de una triste historia', se puede esconder 'una peligrosa película de terror'. 

Castro Rodríguez quiso ayudar, pero resultó lesionado en su buena fe, y ahora da gracias a Dios, porque no recibió una lesión física de consideración, aunque ganas no le faltaron 'a la madre vulnerable y a su hijo discapacitado'.

Así termina la historia de 'La Pobre Viejecita' que no tenía nadita que comer, sino carnes, frutas, dulces, tortas, huevos, pan y pez... Más bien, les compartimos el verdadero cuento:



Cuento de La Pobre Viejecita

Erase una pobre viejecita sin nadita que comer, sino carnes, frutas, dulces, tortas, huevos, pan y pez. Bebía caldo, chocolate, leche, vino té y café y la pobre no encontraba
qué comer ni qué beber. 

Y esta vieja no tenía ni un ranchito en que vivir fuera de una casa grande, con su huerta y su jardín. Nadie, nadie la cuidaba, sino Andrés y Juan y Gil y ocho criados y dos pajes, de librea y corbatín. 

Nunca tuvo en qué sentarse, sino sillas y sofás. Con banquitos y cojines y resorte al espaldar. Ni otra cama que una grande más adornada que un altar con colchón de blanda pluma, mucha seda y mucho ola.

Y esta pobre viejecita cada año hasta su fin, tuvo un año más de vieja, y uno menos que vivir. Y al mirarse en el espejo la espantaba siempre allá, otra vieja de antiparras, papalina y peluquín.

Y esta pobre viejecita no tenía qué vestir, sino trajes de mil cortes y de telas mil y mil.
Y a no ser por sus zapatos, chanclas, botas y escarpín, descalcita por el suelo, anduviera la infeliz.

Apetito nunca tuvo, acabando de comer, ni gozó salud completa, cuando no se hallaba bien".


En este video podrán observar en vivo la entrega de la mencionada ayuda. Este fue 'el detonante' para que doña Liliana García revelara su verdadera situación, por temor a que sus conocidos la vieran en Facebook y compartieran su 'triste historia',a través de las redes sociales. 


De acuerdo a las palabras de Liliana García, "Cuando se hace una obra de caridad, no se muestra la cara de la persona beneficiada, porque esa acción, se convierte en una humillación", sin embargo sus mensajes de voz evidencian que no es una persona necesitada, porque además de los numerosos bienes antes declarados, es propietaria de varias motocicletas que la convierten en una microempresaria en el negocio del transporte en el Distrito de Riohacha.

Audio de Liliana García



Este material fue suministrado como evidencia por Eduardo José Castro Rodríguez, de la reconocida Casa Periodística 'Guajira Gráfica'.

MORALEJA:
La próxima vez que una persona llegue a contarle una 'triste historia', compruebe primero, que ésta, sea verdadera. Tenga mucho cuidado que 'esa historia' no se convierta en una 'película de terror'.

Cuídese de esa 'dulce persona' que cuando usted le tiende la mano, se torna 'ogra'. Que no le pase como al amo, cuyo perro mordió su mano.


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