La historia del crimen de Avelino 'Jalalo' y Ana Sofía, a quien el fiel 'Cupido' hizo justicia

El crimen de Avelino 'Jalalo' y el criminal de 'La Silla de Ruedas' 

Séptima Crónica de Cuarentena

¡Bienvenidos!


Marcos Antonio Barros Pinedo

Por Marcos Antonio Barros Pinedo

Avelino Toro era una de esas personas que desde su niñez se acostumbró al trabajo diario del aquel Riohacha de los años cincuenta.

Cuando adquirió la mayoría de edad vio que para poder sobrevivir él y su familia tenía que buscar alternativas para llevar el sustento a sus seres queridos.

Riohacha apenas comenzaba a despegar en cuanto a la ampliación de sus calles y carreras. El Mercado Público estaba ubicado en la Calle Primera con Carrera Séptima.

En ese Mercado Público, el señor Avelino Toro, contaba con varios amigos que vendían carne de chivo y de ovejo. Esas amistades dieron motivos para que Avelino Toro iniciara unas actividades comerciales, si así se podría decir, cuando se dedicó a comprar chivos y ovejos.

Pero para realizar  su actividad, tenía que recorrer más de cuatro kilómetros a la salida a Maicao, distancia que se sentía muy lejos en aquella época.

Don Avelino Toro compraba sus chivos y ovejos con el mayor sacrificio, y luego los trasladaba hacia el área del mercado para posteriormente venderlos.

Precisamente, en uno de esos ajetreos, Avelino se vio en apuros, debido a que uno de los animales intentó huir, a pesar de estar amarrado por la cabeza, pero se puso difícil y uno de los compradores le dijo en voz alta: "Avelino jala el chivo. Jalalo". Así lo hizo, y el chivo no huyó. A partir de allí al señor Avelino Toro, le pusieron el apodo de Avelino 'Jálalo'.



Al lado de esta casa, donde está parqueada la camioneta, residía el señor Avelino Toro
Sector de la Calle 9 con Carrera Ocho, de Riohacha 

Es de destacar que el negocio de la compra y venta de chivos y ovejos le prosperó al señor Avelino 'Jálalo'. Tranquilamente todos los días salía a pie a comprar los chivos y los ovejos y muy confiado en la seguridad que existía, porque el Ejército y la Policía Nacional patrullaban de manera continuada en pleno Gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla.

Un día cualquiera el señor Avelino Toro, como de costumbre agarró su mochila, se puso el sombrero y desde su casa ubicada en la Calle Nueve con Carrera Ocho, salió raudo y contento a comprar sus chivos y ovejos.

Alguien mal intencionado ya como que le había hecho un seguimiento al recorrido que hacía Avelino 'Jálalo' , y en ese sentido aprovechó que por el sector enmontado por donde transitaba el comerciante de chivos y ovejos, lo asesinó.

Por lógica, el 'Viejo Avelino' no regresó a su hogar como de costumbre. Tampoco llevó consigo los chivos y los ovejos.

Los familiares no se intranquilizan, porque pensaron que se pudo haber quedado bebiendo ron con los indígenas Wayuu con quienes hacia los negocios de los chivos y los ovejos.

Cuando pasó el segundo día y el 'Viejo Avelino' no aparecía, comenzó la preocupación entre sus familiares.  Lo buscaron y solo al quinto día lo encontraron sin vida y su cuerpo ya mostraba signos de descomposición.

Las autoridades correspondientes hicieron el levantamos del cadáver y se le dió el cristiana sepultura.

Han pasado muchos años y aún no se sabe quién le quitó la vida al señor Avelino Toro, persona muy querida en la pequeña población de Riohacha, por ser ejemplo de humildad laboriosidad y sanas costumbres.

Es de señalar que el señor Avelino Toro fue cabeza visible de un hogar ejemplarizante, donde nacieron varios hijos, que ya murieron. Le sobreviven nietos, bisnietos, tataranietos y choznos, quienes le hacen honor a quien de manera injusta le quitaron la vida, al parecer para robarle su plata.

El criminal de 'La Silla de Ruedas' 


Cuando un hombre está enamorado de una mujer y ésta no quiere absolutamente nada con él, pueden resultar cosas increíbles de manera sentimental.

Este relato sucedió hace más de 40 años en el Distrito de Riohacha.

Los protagonistas: una joven de 18 años, una estudiante muy bella, de nombre Ana Sofía. y  un señor con una edad superior a los 40 años de edad, de nombre César Vicente.
Ambos eran oriundos del departamento de Cundinamarca.

Se anota que la joven se vino con su familia a vivir a Riohacha, sin que el pretendiente o enamorado se diera cuenta. Reinició sus estudios en una importante Institución Educativa.

Esa muchacha tenía un perro de raza Pastor Alemán, que no se separaba de ella. La acompañaba hasta para ir al colegio.

Lo sorprendente del caso es que el enamorado siempre le guardó rencor a Ana Sofía, porque nunca lo aceptó, y en algunas oportunidades lo trataba muy mal a nivel personal.

El hombre tenía en mente una sed de venganza. Fue entonces cuando se dedicó a investigar y a averiguar dónde se encontraba Ana Sofía. Después de algún tiempo, logró ubicarla en la ciudad de Riohacha, con la ayuda de una tercera persona.

Ya con la ubicación de Ana Sofía, César Vicente se las ingenió para viajar a Riohacha pensando en una venganza... Fue tan astuto que se compró una silla de ruedas, y aparentando ser un minusválido se sentó en su silla de ruedas y tomó un bus para la capital del departamento de La Guajira.

En su viaje nunca demostró que era un impostor y más bien recibió ayuda de algunos pasajeros del bus en que viajaba, especialmente en la alimentación.

Al llegar a Riohacha, se hospedó en una residencia de bajo costo. Los dueños de la residencia tampoco notaron nada en el sentido de que era un minusválido, sin serlo realmente.

Él salía y se paseaba por el centro de la ciudad. A los cuatro días de estar en Riohacha, logró ubicar la residencia de Ana Sofía, y comenzó a hacerle seguimiento en cuanto a la ruta para ir al colegio.

'El hombre de la silla de ruedas' notó que el perro Pastor Alemán era la mejor compañía de Ana Sofía. Los instintos de César Vicente eran criminales, pero no se atrevía a atentar contra la joven y hermosa muchacha, porque le tenía miedo al perro Pastor Alemán.

Y es que César Vicente desde que llegó a Riohacha, en ningún momento lo vieron movilizarse sin la silla de ruedas. Cuando ya tenía 20 días de estar en el Distrito de Riohacha, pagando la residencia y viendo que el dinero se le agotaba, resolvió a cumplir con la venganza, por encima del perro Pastor Alemán.

Un día en las horas de la noche salió a pasear cerca a la casa por dónde vivía Ana Sofía, en busca de cualquier oportunidad para atentar coa la vida de la muchacha. Estaba armado  con un revólver 38 largo.

De repente la vio que salió en compañía del perro, con intenciones de hacer alguna compra en una tienda que estaba ubicada cerca de su casa.

César Vicente la siguió y le dijo: "Ana Sofía, si no eres para mí, no serás para ninguno". De inmediato le disparó en cinco oportunidades y le quitó la vida. El perro vió al asesino y no lo atacó, sino que se tiró encima de Ana Sofía, como 'llorando'.

En el momentos de los disparos y cuando la gente comenzó a reaccionar, se fue la la luz y Riohacha quedó en tinieblas. César Vicente, se perdió en la oscuridad y como andaba en la silla de ruedas ninguno sospechó de este criminal, que se encerró en la residencia en donde estaba hospedado.

La gente de la época lamentó el crimen y el cadáver de la hermosa muchacha fue trasladado a su ciudad natal, por sus padres. Sin embargo, uno de los hermanos de Ana Sofía, que no viajó a su tierra, puso el denuncio penal y buscó la colaboración de la Policía Nacional para encontrar al asesino, si se tiene en cuenta que Riohacha apenas estaba creciendo.

Mientras tanto el criminal salió en varias oportunidades a la calle, sin despertar ninguna sospecha. Ni en la residencia donde estaba hospedado le notaban ninguna de inseguridad.

El minusválido se dió cuenta que todo le estaba saliendo bien. Mientras tanto, al hermano de Ana Sofía, se le prendió la 'lamparita' y le pidió el favor a cuatro agentes de la Policía Nacional que lo acompañaran a revisar los hoteles y las residencias de la Vieja Riohacha, para ver, si había personas foráneas, sospechosas del crimen de su hermana.

Este muchacho se hizo acompañar del perro de su difunta hermana, y sucedió lo inesperado: cuando los cuatro agentes de la Policía Nacional y el muchacho acompañado del perro Pastor Alemán, llegaron a la residencia donde estaba hospedado César Vicente,  lo encontraron en la silla de ruedas, bien tranquilo viendo televisión.

El perro Pastor Alemán apenas lo vió se puso inquieto y el muchacho al verlo le gritó: "¿Qué te pasa Cupido?". De inmediato, el perro reaccionó de manera violenta en contra de la humanidad de César Vicente, que al ver que el Pastor Alemán lo podía devorar a dientes, se paró de la silla de ruedas y salió corriendo hacia a la calle, y el perro atrás.

Enseguida el hermano de Ana Sofía, le dijo a los cuatro agentes de la Policía Nacional: "Ese señor es el asesino de mi hermana". Los cuatro policías actuaron, y antes que el perro destrozara a dientes a César Vicente, lo capturaron.

César Vicente no supo explicar el por qué se movilizaba en sillas de ruedas, sin ser minusválido. Luego aceptó ser el autor del crimen de Ana Sofía, y lo hizo porque era el amor de su vida y Ana Sofía, nunca lo aceptó.

César Vicente fue condenado a más de 20 años de prisión, condena que pagó en diferentes cárceles de Colombia.

Y con mucha satisfacción tenemos que decir que el crimen de Ana Sofía, no quedó en la impunidad, gracias al gran olfato de su querido perro Pastor Alemán, llamado 'Cupido'.

¡Como se pasa de rápido el tiempo. Que importante es recordar. Y... Pare de contar!

Título Original: El crimen de Avelino 'Jalalo' y el criminal de 'La Silla de Ruedas'

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