Recuerdos de las Fiestas de Santa Rita, patrona de Monguí, mi pueblo

Recuerdos Imperecederos

Luis Eduardo Acosta Medina
  
Por Luis Eduardo Acosta Medina


“Bonita es la vida cuando uno está muchacho, nada le preocupa ni tiene en qué pensar”. 


El aparte transcrito preliminarmente corresponde a la canción 'Recordando mi Niñez', de la autoría de Camilo Namén, que en 1972 fue incluida en el LP 'Reyes Vallenatos', de  Los Hermanos López con la voz de Jorge Oñate. 

No es el de hoy, un día normal en mi rutina para el cumplimiento de la honrosa responsabilidad que Dios ha colocado sobre mis hombros. 

Cuando abrí mis ojos ahí estuvieron presente Rita 'La Grande' y 'Rita La Chiquita'.

Imposible olvidar que un día como hoy, recibí mi Primera Comunión, durante las fiestas de Santa Rita de Casia, patrona de los monguieros. 

Vienen a mi mente, los gratos recuerdos de esa fiesta sagrada y esperada por todos. Sentí una inmensa tristeza al observar por redes sociales la imagen de Santa Rita, venerada por todos, casi solitaria en su altar por razones de salubridad pública. 

Recordé la muchedumbre colocando su mano sobre ella y a los viejos, limpiando el revólver que guardaban los 31 de diciembre para disparar salvas, mientras la procesión se desplazaba por sus calles polvorientas.

Nuestros hermanos Wayuu llegaban de las rancherías cercanas, a bautizar sus muchachos. La gente amanecía bailando frente al altar, donde la Reina del Pueblo permanecía contenta, con sus ojos vigilantes para cuidarnos a todos. 


Grato recordar el día de mi Primera Comunión, cuando estrené el vestido entero que papá me trajo del almacén 'Valher', de Bogotá. Desde entonces, esa marca es familiar para mi, aún cuando creo, que ya no existe.
¡Yo estaba feliz! Mi padre se veía orgulloso, porque me parecía a él. Mi vieja estaba feliz, con su amiga Micaela Reinoso, que llegó desde Santa Marta, para acompañarnos en esa fecha especial.

Me vistieron, mientras mi viejo me explicaba cómo se debía caminar vestido con 'flú'. Ese vestido me permitió -además de ser un muchacho hermoso y elegante-, presentarme como edecán, en los reinados que se hacían.

¡No olvido a mi pueblo. Hoy recuerdo a toda mi gente, así como a los viejos y amigos que han dejado de existir!

La fiesta a la Santa era cuando estaba niño, un acontecimiento de profundas connotaciones en las creencias, usos y costumbres de los nacidos en esa tierra bendita.

Durante los días previos, no se hablaba de otra cosa. Su magna celebración unía, no era una causal para divisiones ni discordias. La fiesta la presidían los viejos y mujeres, sin que faltara ningún detalle.

Todos estaban más pendientes de brindarle alabanzas a la virgen, que de los conciertos. Ella era más importante que los músicos. Contrario a lo que uno observa en algunos pueblos, donde los Santos son apenas el pretexto para el derroche y para rendir pleitesía a músicos costosos.

Desde el cielo, aquella gente buena y fiel devota, que con Santa Rita de Casia han compartido el camino misterioso de la muerte, hoy están también de fiesta allá en la inmensidad, donde la bendición y la luz abundan.

¡Cuánto añoramos aquellos tiempos, cuando la Policía llegaba a mi pueblo para preservar el orden en la puerta de la gallera y del baile! No como vi hoy, para contar que no estuvieran más de doce personas dentro de la iglesia, donde fui bautizado.

Que Santa Rita haga llover en nuestros campos y nos bendiga a todos.


Título Original: Recuerdos Imperecederos

2 comentarios:

  1. Nene el de corita,cuantos recuerdos le llegan a la gente en la mente, hermosas costumbres de antes

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    1. Muchas gracias por leernos y comentar. Saludos y muchas bendiciones.

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