Cuando el pez muere por la boca

Opinar para esclavizarse
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Su perfil virtual, con todo lo que publica y opina, está para recordarle lo que quizás ya olvidó.



Javier Borda Díaz 
Por: Javier Borda Díaz
18 de junio 2020, 09:25 p.m.

“Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice”. Para la conocida frase ahora existen pruebas en las redes sociales, donde todos podemos quedar encadenados por lo que escribimos en el pasado.

En una opinión no existe el derecho al olvido. Esto ya le ha sucedido –y con creces– a Hassan Nassar, por ejemplo. El 26 de abril de 2016 tuiteó: “Siempre recordaré en la lista (de) cargos inútiles las altas consejerías y el Ministerio de la Presidencia. Ah y cómo olvidar (las) embajadas Fiscalía”. ¿Qué ha pasado con Nassar? Bueno, ahora es el actual Alto consejero para las Comunicaciones de Iván Duque.

El pez muere por la boca. Y al presidente Duque también le han cobrado sus palabras. El 15 de noviembre de 2012 citó a Napoleón en Twitter: “Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable. Si quieres que algo se demore eternamente, nombra una comisión”. El 24 de mayo de 2019, Duque publicó: “(…) He decidido conformar la Comisión Presidencial de Excelencia Militar, para que haga un análisis riguroso de todas las órdenes, manuales y documentos operacionales de nuestra Fuerza Pública y evalúe con profundidad que se ajustan a las normas internacionales en DD. HH y DIH”. Desde luego, esa no ha sido la única comisión que ha creado Duque durante su Gobierno…

El pasado no perdona. Eso dice el cliché, pero es cierto. “Hoy no necesitamos los tuits de Hassan, tenemos los de Martuchis”, escribió hace poco un usuario más de las redes sociales. No es difícil encontrar las palabras que han sido dichas para confrontarlas con los actuales pensamientos. La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez ha quedado ensombrecida recientemente al descubrirse que su hermano estuvo detenido en Estados Unidos durante cuatro años por el delito de narcotráfico. El 2 de febrero de 2012, la Vicepresidenta tuiteó: “Y pensar que cuando propusimos en Reforma Política 08 prohibir familiares de condenados participar en listas me criticaron”. En campaña a la Presidencia, el 21 de mayo de 2018, Ramírez publicó: “No hay narcotraficantes buenos o malos, todos son malos y hay que reprobarlos”. La Vicepresidenta ya explicó y defendió sus palabras del pasado, pero eso no borra el contraste con su actualidad.

La lengua es el azote del cuerpo. Es peligrosa. Y esto no quiere decir que no podamos cambiar de opinión. Es más, si usted nunca ha cambiado de opinión en su vida quizás sea incapaz de entender los argumentos ajenos, lo cual es muy grave porque para aprender es necesario atender las ideas que van en contra de las propias convicciones. Todos tenemos derecho a cambiar de parecer. Antes de hacer un juicio de valores hay que evaluar el contexto en el que se dan nuestras expresiones. Con el paso del tiempo, solemos hacer distintas –y posiblemente– mejores elucubraciones sobre la realidad.

"En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol", dijo Eduardo Galeano. Lo que no debe suceder, en efecto, es que la gente cambie de principios como de medias y opine siempre de la mano de sus intereses personales. La palabra antes era un contrato y hoy, lamentablemente, ha perdido su valor. Por eso hay tanta desconfianza en el mundo entero: porque la gente miente sin temor a tener que retractarse.

El respeto es la base de la opinión y la coherencia, la clave entre lo que se hace y se dice. Si usted se la pasa hablando mal de una empresa, por decir lo menos, no vaya luego a esa misma compañía a pedir empleo. Tenga vergüenza. Y recuerde algo muy importante en estos tiempos: su perfil virtual, con todo lo que publica y opina, está al alcance de todos, para bien y, sobre todo, para recordarle lo que quizás usted ya olvidó.

Título Original: 'Opinar para esclavizarse'

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