Decano de Uninorte explica razones sobre desobediencia al Aislamiento Preventivo

¿Por qué resulta tan difícil que la población siga el Aislamiento Preventivo?

Publicado en: jue, 09 jul 2020 05:20:00 -0500

Fuente: uninorte.edu.coorte.edu.co


Alberto de Castro, decano de Humanidades y Ciencias Sociales.
Mucho se ha hablado hoy en día en torno al no seguimiento del mandato de gobernantes nacionales, regionales y locales, en lo relacionado con el Aislamiento Preventivo Obligatorio de los ciudadanos en sus hogares.

Son varias variables sociales, culturales, psicológicas y económicas que habría que tener en cuenta simultáneamente para entender apropiadamente lo que está pasando, pero hay cosas básicas por las que podemos empezar.

Para la población que vive en hacinamiento, sin alimentación y ventilación apropiada, sin espacios para estar consigo mismos, sin posibilidad de recreación o distracción en sus casas, y sin el porcentaje de seguridad (aunque sea pequeño) que pueda dar el tener un trabajo formal, la única manera con la que tradicionalmente siempre han podido tapar y compensar esa condición de vida y las sensaciones de impotencia y frustración asociadas, es saliendo (del encierro), para vincularse con otros mediante actividades sociales, como las fiestas y el baile, que son dadoras de emociones, como la alegría, o contactando a otros, así sea en el bordillo de la casa, para sentirse parte de algo más allá de sí mismos, que les dé alguna sensación de valor.

Si pretendemos quitar esas posibilidades de tajo podremos estar sembrando, paradójicamente, la semilla de la no aceptación de las normas de aislamiento preventivo obligatorio y distanciamiento social.

Sin darnos cuenta, generaríamos comportamientos desafiantes a la norma, pues no estaríamos comprendiendo que el Aislamiento Obligatorio no se trata solo de no salir, sino que, al no poder hacerlo, se le quita automáticamente a un porcentaje altísimo de la población la única forma de estar bien que conocen y con la que han vivido toda su vida. O lo que es lo mismo, se les quita cualquier posibilidad de subsistir y de sentir alguna emoción agradable. Sin captar eso, nos desgastaremos en tratar de hacer que se cumpla una norma que, al estar descontextualizada de las necesidades afectivas, sociales y económicas, se hace demasiado difícil de que se pueda cumplir.

Cuando se les dice a los ciudadanos que no pueden salir, con al menos un 65 % de nuestra población viviendo en economía informal (que debe salir para sobrevivir), la población tiende a recibir este mandato como una norma que no los tiene para nada en cuenta y que fue pensada sin siquiera ubicarse en sus necesidades cotidianas, lo cual acentúa sus sensaciones de impotencia y frustración.

Psicológicamente, en el origen de la violencia se encuentran precisamente las sensaciones de impotencia, frustración e insignificancia. Si nos empecinamos, así sea con muy buenas intenciones, en seguir enviando normas que generen o incentiven, sin captarlo, estas sensaciones, se generará un comportamiento desafiante hacia la norma; proporcional a la intensidad con la que dicha norma se trate de imponer.

Mientras los ciudadanos sientan que las normas de Aislamiento Obligatorio y Distanciamiento Social no tienen en cuenta sus necesidades cotidianas de vida, mayor será tanto la desconfianza en los mandatarios que dan dichas normas (indistintamente de su partido político), como el rechazo y desafío de esas normas.

Nunca será bien recibido un mensaje, si el receptor del mismo no confía en quien lo emite. Y si la gente siente y piensa que la norma emitida no los tiene en cuenta, lo cual los hace sentirse desvalorados, impotentes y frustrados, esta tenderá a generar rechazo, pudiendo llegar incluso a comportamientos desafiantes o a la violencia como forma desesperada de tratar de defender lo que consideran valioso para sí mismos, (que piensan que la norma no tiene en cuenta).

Aunque tengo claro que es más fácil decirlo que hacerlo, ese es precisamente el reto, y creo que no hay otra salida. Sería más apropiado en nuestra situación socioeconómica, puntualmente, no tratar de encerrar al 100 % a la fuerza a los ciudadanos en este contexto sin recursos económicos y sociales apropiados para sobrevivir por largo tiempo en el encierro, sino conjuntamente con líderes sociales y comunitarios crear y analizar las condiciones para que la población pueda resguardarse y salir organizadamente con las debidas restricciones, cuidándose apropiadamente, o al menos lo mejor posible.

La norma del Aislamiento Obligatorio ha funcionado mejor en países cuya economía y necesidades cotidianas y sociales son lo suficientemente sólidas para soportar dicha norma.

A pesar de eso en algunos de estos ha sido muy difícil lograr que la población asuma la norma de Aislamiento Social. No digo que el Aislamiento Obligatorio no se pueda o deba darse por periodos de tiempo, de tanto en tanto. Claro que sí, se puede dar gradualmente, por fases o rotativamente en aquellos contextos que vayan desarrollando capacidades para asegurar condiciones mínimas básicas de vida. Esto implica contextualizarnos en nuestras capacidades y posibilidades cotidianas reales, lo cual nos pone en una situación mucho más exigente y desafiante.

Organizarnos como sociedad para superar esta pandemia, tal vez implique mayor esfuerzo en países como el nuestro, incluyendo mucha mayor articulación de directrices con líderes sociales y comunitarios, por medio de acuerdos colaborativos de convivencia social, clarificando qué y cómo educar sobre las exigencias sociales y laborales actuales, y qué y cómo sancionar si es necesario.

Esto debe incluir una labor educativa muy agresiva que implique proveer a las comunidades que lo requieran de elementos esenciales básicos de bioseguridad, como tapabocas y condiciones básicas de lavado de mano.

Mientras la población que reciba una directriz se sienta parte de las normas impartidas (o haga parte de la creación de estas), se identifique con ellas y encuentre formas de sobrevivir con dichas directrices, es más viable que entienda lo que debe hacer por el bien propio y general y se comprometan con estas más fluidamente; incluso, podrán, espontáneamente, ayudar a sancionar comportamientos indebidos en términos de bioseguridad.

Nota al pie... aunque algunos piensan que las medidas que se tomen no deben segmentar a la población, al menos para el análisis, creo que hay dos poblaciones que requieren una discusión y análisis especial: aquellas que cuentan todas las condiciones socioeconómicas básicas para poder soportar el Aislamiento Preventivo Obligatorio pero no lo acatan y siguen faltando tanto a esta norma como al Distanciamiento Social; y aquellos que no sienten la necesidad de cuidarse de esta enfermedad, dado que no tienen comorbilidad y piensan que por eso son asintomáticos y no están en riesgo.

Por Alberto de Castro, decano de Humanidades y Ciencias Sociales

No hay comentarios:

Con la tecnología de Blogger.