Mensajes Premonitorios en las Canciones Vallenatas

Las Premoniciones en las Canciones Vallenatas

“En el cementerio estoy vuelto gusano y allá están peleando lo que yo deje” 

 

Luis Eduardo Acosta Medina

Por Luis Eduardo Acosta Medina 

El aparte transcrito preliminarmente, corresponde a la canción titulada 'La Plata', de la autoría de Calixto Ochoa, que Diomedes y Juancho incluyeron en su último trabajo musical titulado '26 de Mayo', en el año 1994, y su hijo Martin con Rolando, en 'Solo Clásicos' en 2018.

Vino a mi mente esa canción, en estos días, cuando la nostalgia por la ausencia de quienes se han ido, hace estragos en nuestro corazón, y entonces rememoramos hechos premonitorios, a los cuales se han referido las canciones o algunos cantantes y compositores de canciones vallenatas, y muchas veces no se les presta atención.

Los ejemplos son muchos, pero destacaré algunos casos puntuales, además como homenaje a la memoria de todos aquellos héroes anónimos, que encontraron la muerte en inmerecidos accidentes. 

Ejemplo de lo que estamos refiriendo lo encontramos en la canción titulada 'Heridas de mi Alma', de la autoría de Mario Zuleta Diaz, fue incluida por Poncho y 'Colacho' en el LP 'Una Voz y un Acordeón', que fue sometido a consideración del público, el 31 de Marzo de 1975, esa canción dice lo siguiente:



                                   
                                   

“Después de analizar lo que ha sido mi vida, todo lo que he sufrido desde el día que nací, puedo manifestar, que el destino a mi, solo me ha deparado sufrimientos y heridas, tengo mi pobre alma condolida, que a gritos me suplica no vivir”.

 
Todos sabemos de su temprana muerte el 8 de agosto de 2008, y las circunstancias en que se produjo. 

En 1979 el Binomio de Oro, incluyó en su LP 'Super Vallenato', la canción titulada 'De Rodillas', de la autoría de Octavio Daza, ésta en la parte pertinente, refiriéndose a la posibilidad de su perenne ausencia, dice así: 

“Podrá la muerte en su afán callar mi voz y que tu no escuches mis canciones” 

Así fue, Octavio fue asesinado el 12 de enero de 1980 en Barranquilla. Ocho meses después de haber salido esa canción a la luz pública. El Binomio incluyó en su siguiente LP, una elegía de Tomas Darío Gutiérrez, a su memoria.

El infortunio no termina allí, por el contrario, parece ensañado contra los protagonistas de la música vallenata. Me refiero a lo sucedido con tres protagonistas más, que tuvieron un final violento, en su plena juventud, unos más jóvenes que otros, en accidentes de tránsito, y en el departamento de Sucre: me refiero a Lucho Cuadros, Hernando Marín y Martin Elías. 

Al descender en el análisis del tema, merece nuestra atención que en la canción 'Muriendo lentamente', de la autoría de Álvaro Carrasco, que grabo con el acordeón de Calixto Ochoa.

Lucho Cuadros recibió reconocimiento a nivel nacional, y rememora su tragedia cuando lo escuchamos cantar:

“Mi vida ya frustrada se ahogaron mis sentimientos, y mi alma enamorada se sumergió en el dolor, mi juventud se acaba, hoy solo soy un desecho, pues mi alma se murió. Muriendo lentamente, sin remedio estoy yo…”. 

Evidentemente, estando de moda esa canción, perdió la vida, como consecuencia de un accidente que sufrió, conduciendo una motocicleta en carretera el 1° de enero de 1980, cerca de Tolú Viejo, en el departamento de Sucre.

Aquel día, murió así, “Lentamente”, porque permaneció inconsciente varias horas, hasta que sus signos vitales se dejaron de sentir. Su vida no terminó. ¡Simplemente, se apagó! 

En el año 1978, Emilio Oviedo y Beto Zabaleta, tuvieron el acierto de incluir 'La Tiendecita', una canción de la autoría de Héctor Zuleta. Su letra lleva por siempre su huella indeleble, en la misma cantándole a la chica, hace saber que la pena por su ausencia es grande, y premonitoriamente refiere que unas balas podrían poner fin a su existencia.

 

“…Solo tres balas en mi pecho, le ponen fin a mi condena” 

Evidentemente, un fatídico 8 de agosto de 1982, una sola de las balas anunciadas por él, puso fin a su existir, a sus veintiún años y ocho meses de nacido, dejando un vacío imposible de llenar, y una herida que no ha cicatrizado en la música vallenata.

 

Hernando Marín dio a conocer con la voz de Poncho y el Acordeón de su hermano Emilianito la canción titulada 'Mis Muchachitas', en el LP 'Mañanitas de Invierno', cuyo lanzamiento se hizo el 29 de enero de 1993.

En esa canción, dejo constancia de su temor, ante la posibilidad de ver frustrado su sueño de ver a sus niñas, crecer y cuando fueran dos mujeres. Todo, producto de su reflexión, después de su súbito despertar: 

“¿Quisiera extasiar ese idilio, porque son los labios de mis muchachitas. Despierto y miro sus caritas, sonriéndome inocentemente. Quisiera detener el tiempo, pero no se puede, y crecen como si quisieran ser ya dos mujeres. Y siento que se pasa el tiempo, quitándole a uno, lo que uno más quiere, y viendo el cristal de mis ojos, ellas me preguntan: ¿papi tu que tienes? Y tengo el deseo, que la vida me permita verlas, cuando sean mujeres”. 

Así sucedió, sus temores no eran infundados. No pudo ver a sus muchachitas cuando se hicieron mujeres, porque un fatal accidente lo impidió. Marín inicio su inmortalidad seis años después, el 5 de septiembre de 1999. Con cincuenta y tres años y cuatro días cumplidos, lo visito la parca y cargó con el, en el cruce de 'El Bongo', en jurisdicción de Palmitos, igual que Lucho, en el departamento de Sucre. 

Nos hemos referido a dos figuras cimeras, representativas, insustituibles del folclor vallenato, que han perdido la vida en accidentes de tránsito, en el mismo departamento.

El tercero es Martin Elías, también interpretó una canción con letra premonitoria, titulada 'Solo tu mi Dios', de la autoría su tío Elver Diaz. Su letra parecía anunciar su muerte, en la plenitud de su primavera. Era evidente su deseo de seguir respirando vida, pero no pudo. Ya era imposible, porque tenía en la agenda, un encuentro muy especial, con Dios. 

“Quisiera gritar, pero el alma no puede. Quiero respirar vida y no he podido…Y si Dios se me lleva la voz, tuve el gusto de cantar para ti. Mis canciones se partieron en dos. No lo niego, también quise morir”.

No sabemos si fue casual o premonitorio, pero la brutal realidad es que no podrá respirar más vida, porque su alma no puede. Su reinado ahora es de otro mundo, porque la fatalidad le había fijado la cita el 14 de abril de 2017, en el sector de Aguas Negras, en el departamento de Sucre. 

Como los casos que hemos tomado como referentes, existen muchísimos mas, pero nos haríamos interminables. Solo quisimos en este momento crucial, aportar nuestro granito de arena para no olvidar a esa gente que tantas Navidades nos alegraron a todos, que se fueron involuntariamente y dejaron un gran vacío en sus familias y en el folclor vallenato.

Sabemos que estos no son días normales, e imagino cómo se sentirá su gente, al escuchar sus canciones en los bailes, las parrandas y en la radio. Los acompañamos, y reiteramos nuestra solidaridad ante sus pérdidas irreparables...

En esta temporada de recordaciones y sentidas ausencias, oramos al Altísimo, para que en este mes sagrado y de reencuentros, les confiera a ellos el descanso eterno, y que la Magia de la Navidad, colme a sus familias y a sus seguidores, con el bálsamo del consuelo, y para que la ingratitud, no haga olvidar sus cantos y sus obras indelebles.

Título Original: 'Las Premoniciones en las Canciones Vallenatas'