'La Comae Pipi, su vida es una flor y su eterna danza de Carnaval


Es una enamorada de las flores. "Se considera una flor". Es tanta su pasión por ellas, que montó una floristería que durante más de tres décadas se convirtió en la más solicitada y reconocida por sus arreglos, que sirvieron de puente para el nacimiento y despedida de amores y amistades.


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Por Félix Carrillo Hinojosa

Su vida ha sido un eterno baile, con el que ha podido mitigar, tantos infortunios que han rodeado a su pueblo, que nunca ha sabido qué hacer con el más bonito mar, con las diversas economías que han surgido, que les ha dado más llanto que alegría, que se suma a esa miopía administrativa, que nunca le ha podido dar salida a una tierra aletargada, que ve nacer nuevos ricos a costa de su fallida suerte.


Todo ha pasado por el lente crítico, de sus más de nueve décadas de vida, que sí no fuera por ese mundo dancístico que tiene, se hubiera muerto de tristeza.


Su nombre con el que fue bautizada, se perdió entre el cariño de su familia y paisanos que decidieron llamarla 'Pipi', por el que es reconocida y por todo ese mundo lleno de recuerdos, los cuales no se cansa de contar con los más mínimos detalles, que hablan bien de esa memoria que conserva.


Se expresa de frente y sin agachar su frente, dice: "Mi madre siempre fue modista. Eso lo heredé de ella. Mi padre, un músico como pocos acá, que tenía su orquesta y un día se fue para Bogotá en busca de mejor porvenir. Él fue el primero en ponerle partitura a los versos y música, que estaban dispersos, que luego por su decisión musical, terminaron siendo el Pilón Riohachero, que no es más que las costumbres rurales de nuestros caseríos y pueblos de pilar el arroz o el maíz y cuyo baile nació en 'La Quebrá', a la salida de mi pueblo y cerca de la finca de Los Cotes.
 

Nosotros siempre hemos tenido problemas con el agua. Nuestras bisabuelas, abuelas y madres se iban para allá donde lavaban, hacían su comida y los hombres traían los barriles llenos de agua. En medio de ese gentío, estaba Encarnación Bermúdez, un marino de las Antillas, quien empezó a cortejar a una jovencita que le decían 'La Maye', cuya cabellera le llegaba a las nalgas, una mirada seductora y un caminar elegante, que lo hizo enamorarse, cantarle y echarle versos cada vez que la veía. Pero a ella, él no le gustó y de tanto perseguirla, un día decidió cortarse uno de sus encantos. De ese detalle surge el verso: "Yo te quería era por el pelo/te lo cortaste y ya no te quiero", comenta 'Pipi' Mejía.


Un día sin darse cuenta, terminó por la fuerza de su trabajo social, siendo concejal y diputada de una tierra que ha sido todo para ella, a la que no deja de criticar y decir sin miedo "la politiquería y el dinero acabaron con el buen hacer política. Las campañas no se ganan con propuestas, sino con el que más dinero tenga. Al final, terminamos con más desencantos, porque la mayoría de nuestros gobernantes han sido un fiasco. Les interesa hacerse ricos y no solucionar la realidad social que vive nuestra gente".


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Es irreverente, frentera y sin tapujos, que tiene la valentía de no dejar morir 'El Pilón Riohachero', que junto con el carnaval y la fiesta de Los Embarradores, son un patrimonio que ha ido pasando al cuarto del olvido y que si no fuera por mujeres como ella, Martha Martínez, Berta Romero, Miriam Gutiérrez, Bolivia de Ricciulli, Cirila Rojas, Ayda de Bruges, Ruth Berardinelly, y muchas más, quienes crearon la comparsa 'Recordar es vivir', con la que menguan esa dura realidad y evitar que esa tradición, hubiera pasado a peor vida.


Su vocación narradora la plasmó en su libro 'Memoria de una carnavalera', donde cuenta los pormenores de ese evento que nació en su pueblo y que unos 'avispaos', se lo llevaron a Barranquilla, para luego decir a todo pulmón, que es de ellos.


Su tierra pluriétnica y multicultural, llena de mitos, ritos y tradiciones, cuyos indígenas ancestrales Wayuu, ubicados en la llanura y los Wiwas y Koguis en la Sierra Nevada, vieron como fueron invadidos por nuevos pobladores como los negros, traídos como esclavos, y europeos colonizadores, gestores estos últimos del ancestral contrabando, y el mestizaje, mulataje y zambaje, heredados de tantos cruces migratorios, que la hace aterrizar en una gran reflexión: "Si tenemos en nuestro departamento todas las riquezas, por qué vivimos tan mal? La música vallenata es guajira, se la llevaron para Valledupar y ya no es nuestra. El carbón y el gas es de aquí, pero esas regalías se esfumaron y solo nos dejan problemas ambientales. El teatro Aurora es un muerto sin doliente. Los festivales son un remedo, donde prima la corrupción y no el talento".


En su afán de tener matrimonio sin vida marital, cada año en que los carnavales de su tierra retumban, decide echarle el ojo al más bonito dentro del desfile y declarársele de tal manera, que el escogido no tiene otra alternativa que aceptarle su propuesta, que ante su arremetida solo atina a decir: "Como no me enamoran, yo lo hago. ¿Ajá y es malo hacerlo?".


Es una enamorada de las flores. "Se considera una flor". Es tanta su pasión por ellas, que montó una floristería que durante más de tres décadas se convirtió en la más solicitada y reconocida por sus arreglos, que sirvieron de puente para el nacimiento y despedida de amores y amistades, en donde se demostró en más de una ocasión, la galantería de sus paisanos, que lamenta se haya perdido. Y saliendo de su voz, sentencia: "El piropo se volvió un acoso sexual".


'La Comae Pipi' sigue peleando por sus pilanderas, así hayan muchas promesas incumplidas de los gobernantes y directores de cultura, es una convencida, que esa danza a la que considera muy nuestra, hay que avivarla dentro y fuera del carnaval.


Su vida es una eterna fantasía, que a manera de carnaval, le danza por dentro y por fuera a mil revoluciones por segundos. Es una mujer, cuyo temple impide ser irrespetada. 'No es una solterona, no es una quedá', por si alguien quiera de manera ligera, llamarla así. 


Es una dama, que nunca se dejó manosear e imponer caminos, por parte de sus enamorados. Por eso goza de su libertad. Es la reina vitalicia del carnaval, que aún partiendo al más allá, verán desfilar su sombra, en cada carnaval que se haga sin su presencia física, como siempre lo ha hecho, bailando, gritando, mirando enamorada a su próximo esposo.


Fercahino: (Nohelia Mejía Guerra nació en Riohacha, La Guajira, el 3 de enero de 1928. Padres Carmen Beatriz Guerra y Luis Felipe Mejía Andrade) 


#RelatosFercahino

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