La Guajira llora por el dolor de tristes partidas, sin despedidas

El dolor lacerante que nos atormenta no nos permite dormir en calma. Nuestra cama se ha convertido en paños de lágrimas, esas lágrimas que derramamos por nuestros familiares y amigos que han ido cayendo, para no volver a levantarse.

 

'Dura Realidad'

Por Hermes López Deluque

Desde la distancia escucho el gemido y el llanto de mis hermanos y siento que las lágrimas de los manglares, aumentan el caudal del Río Ranchería, el cual se abraza con el mar en la boca de 'El Riíto'.

Allí desahogan el dolor que les produce la tristeza de mi pueblo, que hoy ve cómo sus padres, hermanos, hijos, familiares y amigos caen, como hojas secas en el otoño, esparcidas por el suelo.

¡Hoy no se escucha el canto susurrante de las palmeras frente al mar! Hoy emiten lúgubres aullidos de pesar y tristeza, sonidos de sollozos que, el viento ululante lleva consigo.

El sol y la luna son opacados por nubes grises que permiten que la tierra, -mi tierra amada-, se vea apagada. Que los rostros de mis hermanos no sonrían y, en vez de ello, muestran en su semblante, un rictus de amargura.

El dolor lacerante que nos atormenta no nos permite dormir en calma. Nuestra cama se ha convertido en paños de lágrimas, esas lágrimas que derramamos por nuestros familiares y amigos que han ido cayendo, para no volver a levantarse.

Mi pensamiento surca los aires, buscando abrigar y consolar a mi pueblo que agoniza y muere junto con sus hijos, -hijos que se van-, sin recibir el postrer adiós de su familia y amistades.

En la lejanía sufro y lloro junto a mis hermanos e imploro a Dios que nos cubra con su bendición, y nos dé la oportunidad de una nueva esperanza de vida. 

Que Dios nos bendiga amigos.

Título Original: 'Dura Realidad'