¡Mi Héroe, mi Ejemplo, mi Guía y mi Luz!
‘Mi Carta De Navegación’
Hoy, voy a calificar la historia de un hombre que fue, ha sido y será, el faro que con su luz guió mi vida. Ese hombre fue mi padre Rubén, el único hombre, ante el cual me humillaba por su honestidad, sencillez y su calidad de gente.
En esta vida somos ave de paso. Pasamos por ella, cual estrella fugaz, dejando un halo de luz, que se desvanece de a poco, y el hombre es recordado por las huellas dejadas a su paso.
Todos dejamos una historia, buena o mala, pero la dejamos y de ella, y por ella somos calificados.
Hoy, voy a calificar la historia de un hombre que fue, ha sido y será, el faro que con su luz guió mi vida. Ese hombre fue mi padre Rubén, el único hombre, ante el cual me humillaba por su honestidad, sencillez y su calidad de gente.
Jamás he seguido a ningún hombre, siempre he tratado de ser libre en mis ideas y conceptos, ser único. No imito ni idolatro a nadie. Sólo a Dios y a mi padre, quien se fue, dejando en su prole un legado invaluable.
Él, para mí, fue un hombre admirable, sencillo, noble y sincero, de un corazón sensible. Siempre estaba dispuesto a ayudar al necesitado y acompañar a sus amigos en las malas y en las buenas. En él, no tenía cabida la envidia ni el rencor. De eso pueden dar fe sus amigos y familiares.
Hermes López Deluque y su señor padre, Rubén López Gutiérrez |
Entre los dos, él y yo, existió una relación no solamente de padre e hijo. Fuimos, hermanos, cómplices y confidentes. Quienes no nos conocían, al ver nuestro trato no se imaginaban que éramos padre e hijo, al ver nuestra camaradería y las bromas que nos gastábamos.
Fue un hombre ejemplar. Nadie, tiene una queja de él, a nadie le quedó debiendo algo. Era correcto y un hombre de palabra. Era una especie que, hoy está en vía de extinción.
¡El domingo 11 de abril de 2021 se fue! La parca se lo llevó, pero me deja, al igual que a mis hermanas, demás familiares y amigos, un enorme legado, el cual trataremos de extender, hasta nuestra descendencia.
Le doy las gracias a Dios por concederme el privilegio de ser su hijo y conocer a fondo a ese gran hombre que, con su ejemplo marcó el derrotero de mi vida, ha sido mi carta de navegación.
Se fue mi viejo y con él, parte de mi vida, pero su recuerdo será perenne. Vuela alto mi viejo. Dios te tenga sentado a su diestra. Te amo y amaré mientras yo tenga vida.
¡Paz en tu tumba!
Título Original: ‘Mi Carta De Navegación’
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