Integrantes de la Promoción 1975 del Liceo Padilla, lamentan partida de su compañero Aristides Antonio Blanquicet Córdoba

Despedida a un compañero

Aristides Antonio Blanquicet Córdoba atendió el ineludible llamado del Creador, a las 02:26 de la tarde, del sábado 26 de marzo de 2022.

Murió como consecuencia de un infarto, cuando estaba recluido en la clinica 'La Milagrosa', de la ciudad de Santa Marta.

Su partida deja sentimientos de tristeza y dolor entre sus familiares y amigos, entre los cuales se encuentran sus compañeros del Grupo de Egresados del Liceo Nacional 'Almirante Padilla, Promoción 1975.

Aristides tenía 68 años, era ingeniero agrónomo de la Universidad Tenológica Del Magdalena. Nació en el hogar formado por Adalberto De Jesús Blanquicet Guerra y Juana Maria Córdoba Mejía, pareja de reconocida solvencia moral, principios cristianos y gran reconocimiento en la ciudad de Riohacha.

Era el quinto de su grupo de hermanos, entre las que se encuentran siete mujeres, que en su orden son:

1. Imelda Josefina Blanquicet Córdoba

2. Clementina Sscet Blanquicet Córdoba

3. Noris Elina Blanquicet Córdoba

4. Alix Ladinia Blanquicet Córdoba

5. Elsa Beatriz Blanquicet Córdoba

6. Cilinia Nereida Blanquicet Córdoba

7. Dorenne Amelia Blanquicet Córdoba

De este grupo familiar, los varones Jesús Alberto Blanquicet Córdoba y Gener De Jesús Blanquicet Córdoba, ya no se encuentran entre ellas. 

Formado bajo los parametros del Respeto, el Amor a Dios y al prójimo, Aristides fue un estudiante sobresaliente, con dones y talentos que siempre colocó a disposición de su familia y sus semejantes.

En Aristides se cumplió el precepto que asegura que el que es buen hijo, es bueno en todo: Fue buen hermano, buen compañero de estudios, buen amigo, buen esposo, excelente padre y gran abuelo.

En esta fecha luctuosa hacemos llegar a su esposa, Mariela Ulloa Villafañe; a sus hijas Victoria y Vanessa Blanquicet Ulloa; a su nieta, Leidy Laura Orellano Blanquicet; a sus hermanas, sobrinos y demás familiares nuestras voces de condolencias y solidaridad, por tan inesperada y triste partida.

Compañero Aristides, la gente buena como usted nunca muere, porque su recuerdo y acciones permanecen indelebles en nuestras mentes y en nuestros corazones.

Damos gracias a Dios por habernos regalado su presencia y su amistad, durante el tránsito por los efímeros caminos de la vida. Sabemos que usted ahora goza de la presencia del Padre Uno y Trino y el inefable amor de la Virgen María, nuestra madre celestial. 

Compañero Liceista, por Fe sabemos que usted ahora disfruta de la inconmensurable paz de la Vida Eterna y de la Infinita Luz que sólo brilla y brillará sobre los que creemos firmemente que Dios es el Dueño de nuestras vidas y el Padre del Amor.

Usted ahora está en la morada que Jesús nos prometió, antes de subir y sentarse a la derecha del Padre, allá en su Trono de Luz... Ese trono que resplandece más que todo el oro del mundo y permanece rodeado de Ángeles, Arcángeles, Serafines y Querubines, en el único Reino que nunca tendrá fin.

Amigo Aristides, su cuerpo reposa en la tierra, pero su alma volvió al que la creó. Por siempre descanse en Paz.