Luis Hiraldo Brugés Moreu mi hermano mayor

En mi adolescencia fuiste mi mentor, un poco mi padre y toda la vida un buen amigo. 



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Por: Gladis Marina Brugés Moreu



Nuestro padre fue marinero y duraba mucho tiempo en alta mar; se mantenía fuera de Riohacha, dos y tres meses y cuando menos duraba su ausencia, era de un mes. Por ese motivo, en mi adolescencia, yo veía en mi hermano mayor, una segunda figura paterna. Él me orientaba, me asesoraba, hablábamos sobre muchos temas, me facilitaba libros para que leyera y después conversábamos al respecto.  

 


Mi hermano me daba un trato especial, era cariñoso conmigo, al igual que mi padre; ambos me consentían, me mimaban. La relación era diferente con el resto del grupo familiar que, estaba formado por mis padres Pedro Antonio Brugés Campo y Adalceinda Mercedes Moreu de Brugés, cuatro hermanos, mi abuela materna Carmen Valdeblánquez de Moreu, mi tía Ninfa ‘Nana’ Moreu Valdeblánquez, mi prima Carmen Remedios Moreu (hija de tía Lidilia Moreu) y Laureano Iguarán Epieyu, traído por mi padre de Puerto Estrella (Alta Guajira). 



Éramos cuatro hermanos de padre y madre: Luis Hiraldo, Rafael Roberto, Gladis Marina y Orlando Darío y, nueve por parte de padre: María Josefina, Miriam Rosa, Sonia Beatriz, José Francisco, Luz Marina, Isidro Rafael, Luis Alfonso, Eduardo Antonio Brugés Cotes y Simona María Brugés Barliza.



Luis Hiraldo desde muy joven fue amante a la “buena música” para escucharla; la disfrutaba y no se limitaba a un solo género, su gusto era amplio en diversas formas y estilos, podía ser tango, bolero, balada, cubana, llanera, de acordeón, entre otras.  



A comienzos de los años sesenta, la música tuvo un vuelco, era la época de la nueva ola. Florecieron nuevos cantantes a nivel mundial y por supuesto en Colombia. Fue entonces, el surgimiento de la Cadena Radio 15 (Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla), dirigida al inicio por Carlos Pinzón y, posteriormente, por Alfonso Lizarazo, donde la juventud escribía para solicitar información y fotografías de sus cantantes preferidos. Yo tenía entre doce y quince años, escuchaba la radio, me entusiasmé y quise participar; para hacerlo, mi hermano me indicaba al redactar las cartas y después de tenerlas listas, él mismo las llevaba al correo y el porte del envío, corría por su cuenta. Este es uno de los bonitos recuerdos que tengo de mi adolescencia y de mi hermano.



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Luis Hiraldo, Rafael Roberto, Orlando y Gladis.


Tenía capacidad innata para desempeñarse en diferentes actividades. Siendo adolescente hizo amistad con Alfredo Ortega Vega, administrador del Teatro Aurora en Riohacha, quien le tomó mucha confianza, aceptándole manejar la máquina para la proyección de las películas y fue tanto el afecto entre ambos que, llegaron a decirse ‘socio’, apodo que permaneció entre ellos, porque la amistad continuó en Santa Marta, donde falleció el señor Ortega Vega.



Luis Hiraldo laboró en varias emisoras, iniciando en Ondas de Riohacha, recién fallecido Leonidas Ocando Valdeblánquez (compañero de vida de nuestra tía Lidilia). A finales de 1963, recibió de Augusto Pío Díaz-Granados Illidge, gerente de la recién inaugurada emisora Ondas del Caribe en Santa Marta, una carta donde le solicitaba sus servicios como control de sonidos, porque lo recomendó el locutor José Rafael Rodríguez Lacera, quien había laborado en Ondas de Riohacha. Hiraldo viajó a Santa Marta, el 1 de diciembre de 1963, para posesionarse en su nuevo cargo, donde permaneció durante 10 años aproximadamente. 



Fue el preferido, la mano derecha de Augusto Díaz-Granados Illidge, quien era estricto como gerente, no aceptaba ‘baches’ entre un disco y otro o entre la intervención del locutor y el disco y, Luis Hiraldo era la persona perfecta porque siempre fue cuidadoso con su trabajo; lo realizaba con mucho amor. Laborando en esa radiodifusora, hacía algunos turnos en las emisoras la Voz de Santa Marta, Radio Galeón y la Voz del Turismo. Se retiró de la radio por cuestiones económicas, lo hizo con dolor en su alma porque le apasionaba esa labor.



Presentó exámenes en Colpuertos y salió seleccionado como bracero, siendo esa tarea demasiada dura para él, quien no estaba acostumbrado a trabajos rudos; pero poco a poco, se tuvo que adaptar. Pasaron unos años y se presentó para capataz y a pesar de haber pasado el examen, fue aplazado porque fueron más los aspirantes que las vacantes; después de un tiempo, hicieron nuevamente convocatoria, pasó con mucha más ventaja y en esa ocasión, si se posesionó como capataz, convirtiéndose en el jefe de sus anteriores compañeros y algunos de ellos, lo superaban en edad y en antigüedad. Salió pensionado cuando declararon en liquidación a Colpuertos. 



Estuvo residenciado en Santa Marta por algo más de 60 años, ciudad donde fue bien acogido por sus habitantes, lo conocían muchas personas, talvez por haber trabajado durante años en la radio y en Colpuertos; también porque perteneció a la Defensa Civil y por haberse ganado el afecto de los samarios, por su jovialidad. 



Luis Hiraldo decía “Papá era severo, estricto, tan severo que yo le tenía mucho respeto… casi miedo; en cambio con Gladis fue muy especial, talvez porque era la única hembra. Lo mejor era para Gladis, la consentía, con ella era cariñoso. Y a pesar de esa preferencia, nosotros no sentíamos celos, por lo menos yo nunca lo sentí, antes por el contrario, Gladis era el centro de nosotros, éramos copartícipes con mi papá en ese sentido; Gladis era parte de nuestras preferencias. Por lo menos, para mí fue así. Y a pesar de ser papá tan severo conmigo, me sacó a pasear en varias oportunidades. Cuando me llevaba a Aruba, entraba como si yo hubiese sido de la tripulación, con el cargo de segundo cocinero. Para mí, Aruba era como otro mundo… muy bella. La recuerdo con mucho agrado y nostalgia”. 



Por lo anterior, y por los comentarios que mi hermano me hacía con profunda añoranza sobre los viajes que hizo con mi papá en barco a Aruba, me entusiasmé y visualicé un paseo en el Crucero Pullmantur – Barco Monarch por el Caribe; partiendo desde Cartagena de Indias, Aruba, La Guaira (Venezuela), Curazao, Colón (Panamá) y finalizando en Cartagena de Indias. Pasado un tiempo, el sueño se hizo realidad, cuando recibí un dinero extra. Destiné la suma de doce millones de pesos y viajamos en familia, un grupo compuesto de seis personas: mi hermano Luis Hiraldo, mi ahijado Tairo Javier, mi hermano Orlando Darío, su esposa Rosalba, mi sobrina Laura Melissa y yo. 



El viaje en el Crucero Pullmantur incluye siete noches de alojamiento - dos personas por camarotes.  Cuenta con grandes comodidades como restaurantes, bares, tiendas, entre otras. Show todo el día y todas las noches; durante el día, las actividades deportivas son insuperables: piscinas, pistas de pádel y footing, gimnasio y jacuzzis y para los adultos, por las noches son espectaculares: conciertos, teatros, musicales, casinos, discotecas y fiestas temáticas. De las actividades más originales que pudimos disfrutar a bordo del crucero, fueron las animadas fiestas temáticas que organizan las navieras; entre ellas: la “Cena de gala”, “Noche hawaiana”, “Noche blanca”, “Noche rockera” y “Noche de piratas”.



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“Cena de gala”.
            Atrás: Gladis, Luis Hiraldo, Orlando, Laura. Delante: Tairo, Rosalba.  



Llegamos a Aruba, nos bajamos del crucero, caminamos unas cuadras y Luis Hiraldo nos dijo: "Aquí derecho está el almacén La Linda, donde papá siempre llegaba y compraba mercancía". Nosotros le respondimos: Después de tantos años, ya no existirá ese almacén. Seguimos caminando y le preguntó a un señor: ¿El almacén La Linda, aún existe? Y que sorpresa, al decirnos que sí existía y que estaba a unos pasos. Al llegar al almacén, nos tomamos unas fotografías, donde quedó de fondo la fachada del almacén con el aviso La Linda. 

 


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“Noche blanca”
          Atrás: Luis Hiraldo, Orlando, Tairo. Delante: Rosalba, Laura y Gladis.  



Luis Hiraldo Brugés Moreu, nació en Riohacha, el 15 de julio de 1940 en el hogar formado por Pedro Antonio Brugés Campo y Adalceinda Mercedes Moreu de Brugés. Fueron sus abuelos paternos Miguel Agustín Brugés Rodríguez y Sara Elena Campo Fernández; abuelos maternos Sebastián Pablo Moreu Iglesias y Carmen Generosa Valdeblánquez de Moreu. Bautizado el 10 de marzo de 1941, por el presbítero José de Benisa, fueron sus padrinos Helion Santiago Pinedo Ríos y Cristina Antonia Celedón Palacio y, confirmado el 9 de febrero de 1949. 



Contrajo matrimonio en Santa Marta, el 10 de julio de 1965 con Hortensia Matilde Ruiz Zúñiga, tuvo cuatro hijas: Gladys Mirela, Ninette Yesika, Kenia Isela y Liseth Patricia Brugés Ruiz y, cinco nietos, que fueron como sus hijos: Luis Felipe, Juan Esteban, Daniel David, Andrea Carolina y Andrés Camilo. 



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Matrimonio de Ninette Brugés Ruiz y Ángel González 
De pie: Juan Esteban, Daniel David, Gladis Marina. Andrés Camilo, Kenia Isela, Eliécer, Andrea Carolina, Ninette Yesika, Ángel, Liseth Patricia, Luis Felipe, Gladys Mirela. Sentados: Luis Hiraldo y Hortensia.



Luis Hiraldo era amable, sensato, honesto, apacible y tolerante, pero cuando “se le rebosaba la copa”, se enojaba fuertemente, explotaba y volvía a su normalidad en un tiempo prudente. Tenía un gran sentido del humor, le agradaba referir anécdotas de sus vivencias, podían ser de la época estudiantil, laboral o de reuniones familiares, las cuales las contaba con mucha gracia; era divertido escucharlo. Falleció en Santa Marta, el martes 18 de junio de 2024, a las 8:50 p.m. en la Clínica La Milagrosa.


Que Dios lo tenga en su gloria y le dé el descanso eterno

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