Triste Designio De La Vida

Un mundo de sueños e ilusiones quedó deshecho ante la ineludible y funesta realidad de la muerte de Juan Manuel Soto Mejía.

El joven, de 23 años falleció a causa de una isquemia miocárdica en su apartamento de Medellín, el martes 10 de diciembre a las 7:00 de la noche.

.Este miércoles 11 de diciembre recibiría su diploma profesional como Ingeniero Civil.


Juan Manuel Soto Mejía (Fotografía tomada de Facebook)
Nada más lejos del pensamiento, que un momento soñado, que un sueño a pocas horas de ser realizado, se transformara de repente, en un acontecimiento increíble y doloroso para una familia, que esperaba que todo fuera fiesta, esperanza, celebraciones y alegría.

El futuro de un joven sanjuanero de 23 años, con su proyecto de convertirse en profesional, -a pocas horas de concretarse- fue cortado abruptamente, ante la llegada inesperada de la muerte.

Nadie es dueño de su vida. La vida es un don divino que nos despierta del sueño que dormíamos y que en el momento designado entregamos muchas veces -sin esperarlo, saberlo, ni quererlo- para dormir el sueño eterno.

Un joven lleno de sueños y optimismo por el triunfo, ad portas de adquirirlo, emprendió el viaje eterno sin despedirse de su familia y su círculo de amigos, que ahora viven sin creerlo, lo que a ese ser tan querido, le deparaba su destino.

Al momento de nacer, su nombre de pila fue Juan Manuel. Así lo decidieron sus padres José Gregorio Soto López y su madre, Liliana Mejia. El tiempo fue pasando, el niño creció, llegó la adolescencia y la juventud, mientras avanzaba en sus estudios. Fue en esa etapa, donde forjó un mundo de sueños, que con la ayuda de Dios, se convertirían en una  feliz realidad.

Pero, el Dueño de la Vida, el Todopoderoso y Creador tenía otros designios para el joven, que a pocas horas de alcanzar su sueño de convertirse en Ingeniero Civil, fue abrazado por esa fuerza tan poderosa que transformaría en instantes su forma de vida, del plano terrenal, al celestial.

Fue en Medellín, ciudad en la cual realizó sus estudios de pregrado, donde el martes 10 de diciembre, -fecha que siempre estará impresa en los recuerdos y los sentimientos de quienes lo amaron-, donde recibió el ineludible llamado para trascender a ese mundo donde no hay tristezas ni dolor, donde habitará inefablemente en la morada que le tenía preparada con anticipación, el Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente Dueño de la Vida y Creador del Amor.
23 años, a esa edad partió Juan Manuel, cuando estaba en la plenitud de la juventud. El martes 10 de diciembre de 2019, a las 7:00 de la noche, le falló el corazón. Una isquemia al miocardio fue la causa de su deceso.

Sus padres, que iban en camino para reunirse con él en Medellín, recibieron la infausta noticia de su muerte. El dolor, la tristeza y la desesperación de no estar con el ser amado en ese momento inesperado, duele en lo más profundo del alma y hace llorar de indecible tristeza, el corazón.

No conozco la familia Soto Mejía. Tampoco conocí a este joven, cuyo espíritu voló tempranamente al encuentro con el Creador. En mi ejercicio periodístico son muchas las noticias e informaciones similares a este caso, que preferiría no escribir, pero es mi deber hacerlo...Entonces lo hago de la manera más sensible y humana posible.

Esta información, a pesar de escribir durante tanto tiempo sobre la vida y la muerte, sinceramente me impactó: Es muy difícil creer y comprender que hechos como estas suceden en la vida. Es  allí donde debemos solidarizarnos con los hermanos que sufren, porque nuestro prójimo en ese momento, necesita una voz de aliento, ya sea de una persona cercana o lejana.

Es aquí, en una situación como ésta, donde el amor de Dios se manifiesta. Entonces su Santo Espíritu nos toca y nos convoca a elevar una plegaria de intercesión, y es el mismo Espíritu Santo quien también gime por nosotros, con gemidos indecibles.

En la distancia, -y con ese dolor ajeno que duele mucho, porque yo misma he sentido en mi corazón el dolor de la partida-, quiero enviar un saludo fraternal y respetuoso, así como mis sinceros sentimientos de solidaridad a esta familia de paisanos guajiros, habitantes de esa tierra donde brilla la hermosa 'luna sanjuanera', y de esta forma rendir un tributo a la memoria de su hijo Juan Manuel (QEPD).

Que Dios Padre, -el Ser de Luz que lo conoció desde antes que fuera formado en el vientre de su madre y ahora lo llamó a su regazo-, lo tenga en su Santa Gloria, gozando con Él, de la Vida Eterna, allá en su morada celestial.

Que Dios Hijo, envíe sobre la familia y amigos de Juan Manuel, el bálsamo necesario para mitigar su intenso dolor y los reconforte durante el proceso que deben vivir, ante este triste designio de la vida.

Que Dios Espíritu Santo los guíe con su infinita amor, y les regale sabiduría, inteligencia, entendimiento y discernimiento para algún día comprender por qué suceden cosas como éstas en la vida, y dimensionar en toda su plenitud, su Santa, Buena y Perfecta Voluntad.

Que la Virgen María, como madre amorosa interceda ante el Todopoderoso para que sus padres y familiares, poco a poco emprendan el proceso que los conduzca a la aceptación de la separación física y recuerden al joven que, de acuerdo a la voluntad divina, partió después de cumplir en la tierra su misión, dejando un legado de cariño y entrega que su familia jamás olvidará.


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