Dos años después de su muerte, regresa... ¡para vivir un amor a primera vista!
Amor a primera vista con una joven mujer difunta
Nota Número Diez
¡Bienvenidos!
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| Marcos Antonio Barros Pinedo |
Por Marcos Antonio Barros Pinedo
Érase una vez cuando me encontraba en la ciudad de Barranquilla, de visita a la familia Acosta Arango, y decidí regresar a Riohacha, mi tierra.
Me despedí de esa importante familia barranquillera de quien guardo los mejores recuerdos y las mejores consideraciones.
Tomé un taxi con dirección a una estación de buses que quedaba en el Paseo Bolívar.
A las 5:00 de la tarde abordé un bus marcado con el número 1146 de la empresa Brasilia, que salía rumbo a Riohacha y Maicao, por la vía Valledupar - Fundación y Cuestecitas.
En la misma estación ví, a una joven y hermosa mujer era morena clara, cabellos largos, cuerpo escultural y un rostro de Reina de Belleza.
De inmediato me impactó. Ella me miró y tuve la impresión que le caí bien.
El bus partió a las 6:00 de la tarde. Al llegar a Ciénaga una pasajera se quedó, y su puesto lo ocupó la chica que había visto media hora antes en la estación de Brasilia en Barranquilla, cuando abordé el bus.
La joven me saludó y me preguntó:
-"¿Cómo te llamas?".
Le respondí:
-"Marcos Barros Pinedo"...
-"¿De dónde eres?"...
-"Soy de Riohacha", le repliqué.-
En medio de la conversación, la muchacha se me presentó como María Luisa de Los Santos Bracamonte. Me dió la mano derecha. La sentí muy fría. Entonces la miré fijamente, y noté que el rostro se le puso muy pálido.
A las 5:00 de la tarde abordé un bus marcado con el número 1146 de la empresa Brasilia, que salía rumbo a Riohacha y Maicao, por la vía Valledupar - Fundación y Cuestecitas.
En la misma estación ví, a una joven y hermosa mujer era morena clara, cabellos largos, cuerpo escultural y un rostro de Reina de Belleza.
De inmediato me impactó. Ella me miró y tuve la impresión que le caí bien.
El bus partió a las 6:00 de la tarde. Al llegar a Ciénaga una pasajera se quedó, y su puesto lo ocupó la chica que había visto media hora antes en la estación de Brasilia en Barranquilla, cuando abordé el bus.
La joven me saludó y me preguntó:
-"¿Cómo te llamas?".
Le respondí:
-"Marcos Barros Pinedo"...
-"¿De dónde eres?"...
-"Soy de Riohacha", le repliqué.-
En medio de la conversación, la muchacha se me presentó como María Luisa de Los Santos Bracamonte. Me dió la mano derecha. La sentí muy fría. Entonces la miré fijamente, y noté que el rostro se le puso muy pálido.
El bus marchaba a 100 kilómetros por hora y con las luces apagadas. Inicié un diálogo con María Luisa y me dijo que era de Fundación, pero estudiaba Derecho en una Universidad de Barranquilla. Iba a su casa a hacer una diligencia familiar, y se regresaba prontamente a la capital del departamento del Atlántico.
Tuve la osadía de tomarle las manos y se las seguí sintiendo muy frías. La besé en los labios, y también los tenía muy fríos.
Comencé a inquietarme: con las luces apagadas, María Luisa se dió cuenta y me apuntó:
-"No estés nervioso. No te inquietes. Te diré algo que no me vas a creer. Me gustaste desde el mismo momento que te ví en la estación del bus. Para mí ha sido como un amor a primera vista. Lástima que a pesar de ser jóvenes, lo nuestro haya sido un amor a primera vista e imposible. Algún día lo entenderás".-
Cuando estábamos llegando a Fundación, casi a las 12:00 de la noche, le pedí a María Luisa la dirección y el número del teléfono de su casa, tanto en Barranquilla como en Fundación y me contestó:
-"No Marcos. No te doy ni el número de mis teléfonos ni las direcciones que me pides. Algún día lo entenderás" .-
En estos momentos me invade la tristeza, porque se acerca el momento de despedirme de ti. A un kilómetro queda la finca de mis padres. Cuando el bus se detuvo en la finca de nombre 'Las Mercedes', sus fríos labios me besaron, sus frías manos acariciaron mi rostro y luego me dijo:
-¡"Marcos, te conocí hoy, y te quiero hasta hoy. Piensa, medita y analiza lo que te he dicho. Que Dios Todopoderoso te bendiga"!-
Cuando María Luisa se bajó del bus a las 12:00 de la noche. Ninguna persona la esperó a la entrada de la finca, pero el bus emprendió la marcha y su hermosa figura se perdió en la oscuridad.
Ante la despedida de María Luisa, quedé feliz, pero indudablemente preocupado, pues nunca le sentí calor humano. Su mirada, sus manos y sus besos, todo era frío como un bloque de hielo.
Al llegar a mi tierra, no daba crédito a lo sucedido. En ese viaje conocí y me enamoré de una mujer tan bella y hermosa que quizás nunca más volvería a ver. De todas maneras, el tiempo se encargó que olvidara tal aventura, con la belleza de María Luisa de Los Santos Bracamonte.
Pero de manera increíble y tres años después viajé a Fundación y en una fiesta de Navidad que asistí por invitación de mi hermana Rosalba Curiel Barros 'Chaba', me presentó a los dueños de la casa, y los apellidos concordaban con los de María Luisa.
Entonces le pregunté a la dueña de la casa:
-"¡Aquí también vive María Luisa de los Santos Bracamontes?".-
-"Vivía. Era mi hija. Ella murió hace cinco años en un accidente de tránsito, cuando viajaba de Barranquilla para Fundación", me respondió la señora con lágrimas en los ojos.
-"Ella estudiaba Derecho en la ciudad de Barranquilla", enfatizó.
De manera rápida le manifesté a la señora:
-"Me sorprende lo que usted me está diciendo, porque hace tres años viajé con ella desde Barranquilla y se quedó en una finca cerca a Fundación, a las 12:00 de la noche".-
-"Esa finca es de nosotros, pero no puede ser, ya que mi hija para ese momento tenía dos años de muerta".-
La verdad es que con esas expresiones quedé mudo y pálido. Mi hermana Rosalba notó mi comportamiento y me preguntó:
-"¿Marcos qué te pasa?".-
Le respondí:
-"Nada mi hermana".-
La fiesta comenzó y en un momento miré una fotografía en blanco y negro que estaba colgada en la pared de la casa. Era la imagen de María Luisa De Los Santos Bracamontes.
Me divertí y bailé con una de sus hermanas de nombre Griselda Rafaela. Me tomé unos whiskeys Old Parr. Cuando la fiesta estaba en lo mejor le dije a mi hermana Rosalba:
-"Me quiero ir, porque la imagen de la fotografía que está en la pared me trae un recuerdo amoroso".-
Mi hermana Rosalba y yo nos despedimos de los dueños de la casa. Al salir de la fiesta miré por última vez la fotografía de María Luisa, y en medio de mis tragos de Old Parr ví cómo su imagen me lanzó una linda sonrisa.
Puedo asegurar que con esa misma sonrisa, María Luisa, se despidió de mí, tres años atrás, cuando se bajó del bus para quedarse en la finca de sus padres. Ahora logro entender que viajé de Barranquilla casi a Fundación, acompañado de una bella mujer que ya tenía dos años de muerta. Su imagen no la he podido olvidar todavía, a pesar del paso de los años.
¡Cómo se pasa de rápido el tiempo. Qué importante es recordar. Y ...Pare de contar!
Título original: "Amor a primera vista, con una joven mujer difunta"
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