OSC: en Barranquilla aumentó el uso de arma de fuego en los delitos cometidos en 2020
El Delito de Homicidio se incrementó en un 7 % y rompió una tendencia histórica a la baja que se había mantenido en los últimos cuatro años en Barranquilla.
Publicado en: vie, 19 feb 2021 06:00:00 -0500
Por José Luis Rodríguez R.
Si bien, en términos generales, en 2020 hubo un registro menor de delitos en Barranquilla respecto a 2019, debido a la transformación de las dinámicas sociales provocada por la pandemia, el Observatorio de Seguridad Ciudadana (OSC) revela una relación inversamente proporcional con el aumento considerable de los niveles de violencia en los delitos ejecutados.
Esta realidad se sustenta a partir del incremento en el uso de arma de fuego en cuatro de los delitos analizados por el Observatorio. En homicidios el uso pasó del 73.2 % al 80.4 %. En lesiones personales pasó del 3.1 % al 10.1 %. En hurto a personas aumentó un 14.3 % y en hurto a comercios un 12.2 %. Esta y otras reflexiones sobre los índices de violencia y criminalidad en Barranquilla en 2020, fueron dadas a conocer el 18 de febrero durante la socialización de su cuarto informe anual, a través de una sesión de Zoom.
En este sentido, el informe maneja dos hipótesis que podrían explicar este aumento, ambas relacionadas por la menor presencia de individuos en las calles por las medidas de confinamiento. La primera sugiere una maximización de recursos y efectividad en el empleo de las armas de fuego en la comisión de delitos de hurto, frente a la reducción de oportunidades para su materialización.
La segunda hipótesis se relaciona con las disputas por el control de mercados y rentas ilegales entre diversos actores criminales. En medio de la pandemia, estas organizaciones delincuenciales también vieron afectados sus ingresos a partir de la disminución del número potencial de clientes en la calle a los cuales ofertarles bienes o servicios ilegales.
“La pandemia ha golpeado los bolsillos de todo el mundo y las estructuras criminales no son ajenas a esta realidad. En virtud de que hay menos gente en la calle, se genera esta tensión y manifestación violenta con el incremento de arma de fuego en modalidades de sicariato”, señaló el profesor Melamed.
Entre las víctimas de homicidios en Barranquilla en 2020, el 8,8% son de origen venezolano, lo cual es alto según el promedio nacional que ronda el 3,5 %. Barranquilla es la segunda ciudad no fronteriza con mayor población venezolana en el país, por lo que este tipo de datos generan preocupación y un llamado a las autoridades para estudiar con mayor detalle cuáles son esos condicionantes que llevan a este registro.
“Barranquilla en el contexto de las grandes ciudades, es la única que ha reportado un incremento en los homicidios en el último año. La pregunta sería por qué Barranquilla está elevándose en el escalafón de las ciudades más violentas de Colombia, después de Cali. Preguntarse qué ha cambiado o qué no hemos estado viendo”, cuestionó María Victoria, politóloga especialista en crimen y violencia.
La directora hizo un llamado a los Observatorios del país a ayudar a entender y complementar las visiones de las realidades de los territorios, para obtener un mirada holística, reflexionar sobre las Políticas Públicas y acompañarlas en términos de veeduría ciudadana, además de verificar el cumplimiento de las metas de los planes de desarrollo de seguridad.
De acuerdo con Alberto Sánchez, “Barranquilla tiene un ámbito regional extremadamente complejo, con varias confrontaciones simultaneas en frentes regionales muy distintos, como lo ha señalado el trabajo de Luis Trejos”, que agravan algunas situaciones propias de la ciudad, pero también destaca que ha logrado cosas que otras ciudades no, como tener una política continuada de inversión en renovación urbana e infraestructura educativa, manteniendo una conexión con la Gobernación.
“Tienen algunos sectores en un proceso de consolidación urbana, tiene otros problemas muy similares a los que tuvo Cali con el jarillón del río Cauca. Sectores pegados al río que generan problemas de violencia, porque se conectan con problemas de consolidación urbana”, agregó.
Este cuarto informe se divide en siete capítulos. En el primero se presenta un balance general introductorio respecto a la situación de seguridad de Barranquilla, a partir de una tabla ilustrativa que contrasta 16 delitos de alto impacto en sus registros entre 2019 y 2020. En el segundo capítulo, se desarrolla el histórico de gastos en justicia y seguridad del Distrito de Barranquilla, estableciendo sus promedios trimestrales de inversión y por rublos entre los años 2014-2020.
El tercero analiza los llamados delitos contra el patrimonio, especialmente el hurto a personas y el hurto a comercios. El cuarto capítulo hace lo propio con los llamados delitos contra la vida. El quinto incluye un análisis especial sobre el delito de extorsión, el sexto presenta una aproximación analítica sobre el terrorismo en Barranquilla y el séptimo desarrolla conclusiones y recomendaciones generales.
Sobre el OSC. El Observatorio de Seguridad Ciudadana es un centro intersectorial e interinstitucional, en el que confluyen esfuerzos de la Universidad del Norte, Amcham, Cámara de Comercio y Fundesarrollo, cuyo propósito es recolectar y analizar información relacionada con los índices de violencia y criminalidad en Barranquilla y su área metropolitana, de tal manera que pueda realizar, desde la sociedad civil, un oportuno acompañamiento en la propuesta y evaluación de políticas públicas encaminadas a mitigar estas problemáticas.
La información procesada es obtenida desde la base de datos del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial Contravencional y Operativo de la Policía Nacional – SIEDCO, con el acompañamiento del Observatorio del Delito de la DIJIN.
La transmisión contó con la participación de María Victoria Llorente Sardi, directora Ejecutiva de la Fundación Ideas para la Paz, y Alberto Sánchez Galeano, licenciado en Historia, con experiencia en investigación y asesoría en políticas públicas. Janiel Melamed Visbal, profesor investigador del departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de Uninorte, y director del Observatorio de Seguridad, abrió el evento, compartiendo algunas de las principales conclusiones del análisis.
Por ejemplo, el delito de homicidio se incrementó en un 7 % y rompió una tendencia histórica a la baja que se había mantenido en los últimos cuatro años en Barranquilla. El 2015 fue el año más violento de la capital del Atlántico desde hacía una década (2005), con 416 casos de homicidios. El 2016 registró 378; el 2017, 351; el 2018, 314; el 2019, 276; y el 2020 registró 296 homicidios.
En este sentido, el informe maneja dos hipótesis que podrían explicar este aumento, ambas relacionadas por la menor presencia de individuos en las calles por las medidas de confinamiento. La primera sugiere una maximización de recursos y efectividad en el empleo de las armas de fuego en la comisión de delitos de hurto, frente a la reducción de oportunidades para su materialización.
La segunda hipótesis se relaciona con las disputas por el control de mercados y rentas ilegales entre diversos actores criminales. En medio de la pandemia, estas organizaciones delincuenciales también vieron afectados sus ingresos a partir de la disminución del número potencial de clientes en la calle a los cuales ofertarles bienes o servicios ilegales.
“La pandemia ha golpeado los bolsillos de todo el mundo y las estructuras criminales no son ajenas a esta realidad. En virtud de que hay menos gente en la calle, se genera esta tensión y manifestación violenta con el incremento de arma de fuego en modalidades de sicariato”, señaló el profesor Melamed.
Entre las víctimas de homicidios en Barranquilla en 2020, el 8,8% son de origen venezolano, lo cual es alto según el promedio nacional que ronda el 3,5 %. Barranquilla es la segunda ciudad no fronteriza con mayor población venezolana en el país, por lo que este tipo de datos generan preocupación y un llamado a las autoridades para estudiar con mayor detalle cuáles son esos condicionantes que llevan a este registro.
“Barranquilla en el contexto de las grandes ciudades, es la única que ha reportado un incremento en los homicidios en el último año. La pregunta sería por qué Barranquilla está elevándose en el escalafón de las ciudades más violentas de Colombia, después de Cali. Preguntarse qué ha cambiado o qué no hemos estado viendo”, cuestionó María Victoria, politóloga especialista en crimen y violencia.
La directora hizo un llamado a los Observatorios del país a ayudar a entender y complementar las visiones de las realidades de los territorios, para obtener un mirada holística, reflexionar sobre las Políticas Públicas y acompañarlas en términos de veeduría ciudadana, además de verificar el cumplimiento de las metas de los planes de desarrollo de seguridad.
De acuerdo con Alberto Sánchez, “Barranquilla tiene un ámbito regional extremadamente complejo, con varias confrontaciones simultaneas en frentes regionales muy distintos, como lo ha señalado el trabajo de Luis Trejos”, que agravan algunas situaciones propias de la ciudad, pero también destaca que ha logrado cosas que otras ciudades no, como tener una política continuada de inversión en renovación urbana e infraestructura educativa, manteniendo una conexión con la Gobernación.
“Tienen algunos sectores en un proceso de consolidación urbana, tiene otros problemas muy similares a los que tuvo Cali con el jarillón del río Cauca. Sectores pegados al río que generan problemas de violencia, porque se conectan con problemas de consolidación urbana”, agregó.
Este cuarto informe se divide en siete capítulos. En el primero se presenta un balance general introductorio respecto a la situación de seguridad de Barranquilla, a partir de una tabla ilustrativa que contrasta 16 delitos de alto impacto en sus registros entre 2019 y 2020. En el segundo capítulo, se desarrolla el histórico de gastos en justicia y seguridad del Distrito de Barranquilla, estableciendo sus promedios trimestrales de inversión y por rublos entre los años 2014-2020.
El tercero analiza los llamados delitos contra el patrimonio, especialmente el hurto a personas y el hurto a comercios. El cuarto capítulo hace lo propio con los llamados delitos contra la vida. El quinto incluye un análisis especial sobre el delito de extorsión, el sexto presenta una aproximación analítica sobre el terrorismo en Barranquilla y el séptimo desarrolla conclusiones y recomendaciones generales.
Sobre el OSC. El Observatorio de Seguridad Ciudadana es un centro intersectorial e interinstitucional, en el que confluyen esfuerzos de la Universidad del Norte, Amcham, Cámara de Comercio y Fundesarrollo, cuyo propósito es recolectar y analizar información relacionada con los índices de violencia y criminalidad en Barranquilla y su área metropolitana, de tal manera que pueda realizar, desde la sociedad civil, un oportuno acompañamiento en la propuesta y evaluación de políticas públicas encaminadas a mitigar estas problemáticas.
La información procesada es obtenida desde la base de datos del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial Contravencional y Operativo de la Policía Nacional – SIEDCO, con el acompañamiento del Observatorio del Delito de la DIJIN.
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