Hilde Javier Pimienta Patiño el subintendente de la Policía Nacional que sacrificó su vida por la seguridad de Riohacha, su ciudad natal
El Legado Inmortal de Hilde Javier Pimienta Patiño
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Por Emilio Gutiérrez Yance |
Hilde Javier Pimienta Patiño nació el 10 de septiembre de 1983 en la ancestral y vibrante ciudad de Riohacha, cuna de su amor por la justicia y la protección.
Desde sus primeros años, su mirada inquisitiva y su compromiso silencioso con el bien común presagiaron una vida dedicada al servicio público.
Forjado en las aulas del Liceo Nacional Almirante Padilla, donde obtuvo el título de Bachiller Académico, Hilde se encaminó sin titubeos hacia un destino que lo llevaría a convertirse en un EJEMPLO de integridad y profesionalismo.
Impulsado por un espíritu incansable, optó por especializarse en la labor policial, formándose como Técnico Profesional en Servicio de Policía.
Su sed de conocimiento lo llevó a sumergirse en una extensa y variada capacitación, que abarcó desde el riguroso Seminario de Manejo de Pistola para el Servicio Policial -donde cada disparo se convertía en una lección de precisión y responsabilidad-, hasta el Curso de Gestión para la Comunicación Apoyada en Medios Impresos y el Curso Proyecto de Vida, herramientas esenciales que cimentaron su vocación.
Además, Hilde perfeccionó sus habilidades a través de cursos de Animación Turística y Recreativa, de Atención al Ciudadano, y de Actuación en Procesos Electorales, sin dejar de profundizar en Seminarios de Actualización Normativa, Integridad Institucional y Derechos Humanos, consolidándose como un policía polivalente y vanguardista.
Su brillante carrera en la Policía Nacional lo llevó a desempeñarse en diversas unidades especializadas, como el Grupo de Protección a Personas e Instalaciones y la Seccional de Protección y Servicios Especiales.
Gracias a su notable sentido del deber, su valentía y su constante búsqueda de la excelencia, Hilde fue reconocido a nivel nacional con 9 condecoraciones y 26 felicitaciones, escalando en la jerarquía hasta alcanzar el grado de Subintendente. Cada ascenso fue un reflejo de su compromiso con la seguridad y la protección del patrimonio, y cada reconocimiento, un testimonio del impacto que su labor tuvo en sus compañeros y en la comunidad.
Más allá de sus logros profesionales, Hilde fue un hombre que supo reinventarse a través de la formación continua. Su agenda de capacitación incluía, entre otros, el Seminario Integral Policía Polivalente, cursos en seguridad y salud en el trabajo, y talleres que fortalecieron su capacidad para mediar y servir a la ciudadanía.
Estas herramientas formativas, combinadas con su ética, lo transformaron en un ejemplo vivo de servicio público, un modelo a seguir en la defensa de los derechos humanos y en la lucha contra la corrupción y la injusticia.
En el ámbito personal, Hilde compartía su vida con María Alejandra Racero Peñata. Era el pilar de su familia, y el referente de su hija Loren Sofía Pimienta Bayona, nacida el 12 de julio de 2008. A través de su ejemplo, inculcó en sus seres queridos el valor del trabajo honesto, la importancia de la educación y el compromiso inquebrantable con la comunidad.
El sacrificio supremo de Hilde se materializó en el acto más trágico y heroico: ofrendó su vida en cumplimiento del deber, entregándose a la causa de la seguridad y la paz en su amada Riohacha. Su vil asesinato ha dejado un vacío irreparable, pero también ha perpetuado su imagen como un servidor público que vivió y murió por la justicia.
En cada rincón de la ciudad, en cada palabra transmitida por la Policía Nacional, la memoria de Hilde brilla como un monumento a la integridad, el profesionalismo y el amor por la patria.
Hoy, mientras el dolor de su sacrificio conmueve a Riohacha y Colombia, su legado permanece como una inspiración eterna para futuras generaciones. Hilde Javier Pimienta Patiño fue un policía extraordinario; fue un hombre que, con valentía y dedicación, iluminó el camino del deber y la excelencia, demostrando que el verdadero honor reside en abrazar el sacrificio por el bien común.
Su vida, contada sin adornos ni frases repetidas, es un relato genuino de entrega y valor que seguirá inspirando a quienes creen en la justicia y en el honor del servicio público.
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